1. Estamos solos.
El nacionalsocialismo tiene como particularidad, que en su contra se aglutina
un amplio espectro de enemigos. Va desde el conservadurismo más
tradicionalista, pasando por las ideas de centro liberal, hasta llegar al
marxismo más duro, el trotskismo y el anarquismo, abarcando entonces todo
el espectro ideológico contemporáneo.
A su vez tiene enemigos de otros órdenes que surgen en virtud de la
concepción racial que constituye la base de nuestra cosmovisión. De
acuerdo a la misma, nosotros no luchamos simplemente por la imposición de
un determinado sistema político, económico o social. A diferencia de otras
ideologías afines, como el fascismo o el falangismo, que así lo hacen,
nosotros luchamos por asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro
para nuestra raza. Ese es el objetivo principal de nuestra acción. El resto, es
secundario. Por ello nos vemos necesariamente enfrentados a negros,
indígenas, zambos y mulatos, además de los semitas de todo tipo (judíos,
árabes, moros, bereberes, y por extensión aunque no sean semitas, los
turcos); que pretenden de diversas formas, ejercer dominio sobre nuestras
vidas, nuestro pensamiento, nuestras creencias, nuestra descendencia
biológica, o nuestros territorios y sociedades.
Por tanto desde un punto de vista estratégico nuestras posibilidades de éxito
se encuentran radicadas en la capacidad de las fuerzas propias. La historia
demuestra que las alianzas con izquierdas o derechas, aparte de que
difícilmente sean posibles, no son convenientes, pues tienden a desvirtuar nuestra esencia.
Y mucho menos lo es el pretender involucrar como aliados
a elementos totalmente ajenos a nuestra raza blanca caucásica, con la
excusa siempre tan manoseada de que el enemigo de nuestro enemigo es
nuestro amigo. Este razonamiento por más que sea repetido mil veces, no
deja de ser una falacia. Nada obliga a que eso suceda. El enemigo de
nuestro enemigo puede ser también nuestro enemigo. Es más, generalmente
lo ha sido. Lo vemos cuando comunistas y capitalistas, socialistas y
conservadores, izquierdas y derechas, social democracia y social
cristianismo, supuestamente enemigos acérrimos, se unen contra el
nacionalsocialismo.
Así que lo primero a tener en cuenta cuando nos planteamos luchar por
nuestras ideas, es tener claro que estamos absolutamente solos. Todo
combatiente nacionalsocialista debe partir de la base de que nadie ajeno a
nuestra cosmovisión lo acompaña realmente en la lucha. Su único apoyo
radica en otros como él, que son de razón y corazón, nacionalsocialistas.
Particularmente creo queesta circunstancia lejos de ser una debilidad, es
una fortaleza. Adolf Hitler lo expresó claramente:“El fuerte es más fuerte
cuando está solo”. No me cabe duda acerca de nuestra fortaleza,demostrada por el simple
hecho de nuestra existencia actual, con millones de camaradas en todo el mundo, pese a las
condiciones más adversas que se puedan imaginar.
2. Ser nacionalsocialista es delito.
Por tanto, desde ya, somos delincuentes. El aislamiento político del Nacionalsocialismo es el primer elemento pues a considerar para desarrollar una estrategia que pueda llegar a ser efectiva.
El segundo elemento es la proscripción legal y la penalización jurídica de
nuestra ideología.
En realidad las cosas serían mucho más fáciles para todos, nuestros
adversarios incluidos, si el Nacionalsocialismo no fuera la única ideología
proscripta y castigada con penas de prisión en los regímenes que se
proclaman democráticos y liberales. Si pudiéramos simplemente realizar
nuestras actividades proselitistas, sería el pueblo el que nos rechazaría o
aceptaría y nada podríamos decir al respecto.
Pero la realidad es diferente: promocionar nuestras ideas nos lleva
a la cárcel, a la proscripción, a la exposición de nuestras personas al desprecio
público, a la muerte civil y muchas veces a la real. Por lo tanto,
legítimamente nos podemos considerarcomo proscriptos y oprimidos.
En el liberalismo, desde John Locke hasta los
teóricos del siglo XXI, nadie niega el derecho de rebelión respecto a una autoridad que impone el silencio, la proscripción, la persecución y la cárcel por el simple hecho de expresar públicamente el pensamiento.
Teniendo en cuenta estos dos factores entonces, aislamiento estratégico y proscripción legal, es que debemos diseñar un plan de acción que nos permita cumplir nuestro objetivo como nacionalsocialistas.
Ahora bien, los grupos con ideología marxista, no han tenido prurito moral en
montar guerrillas tanto urbanas como rurales, acciones terroristas,
asesinatos selectivos y masivos cada vez que han considerado que la lucha
de clases imponía la revolución armada.
Algo similar ocurrió con el liberalismo logista, que erigió dos revoluciones
sobre el cuello cortado de monarcas, el guilotinamiento, el sectarismo y la
persecución religiosa.
La historia del Nacionalsocialismo demuestra que esos caminos no han sido
hasta hoy, los nuestros. La violencia nacionalsocialista ha sido siempre
quirúrgica y frontal. No hay casos en los que se pueda decir que en la lucha
política, el Nacionalsocialismo causare la muerte de inocentes o ejerciere el
terrorismo como lo hacen grupos marxistas o sectores del Islam. El ejemplo
se ve más claro cuando analizamos la historia del movimiento “Werewolf”.
Incluso defendiendo su propio país, ocupado ya por el enemigo, el
Nacionalsocialismo fue renuente a actuar en la clandestinidad y sin uniforme.
Ello deriva de la particular concepción del honor que nos caracteriza.
3. Mi opinión al respecto.
Las consideraciones que siguen a estas líneas son obviamente generales y
constituyen exclusivamente el pensamiento personal del autor. No pretenden
mostrarse como el único camino adecuado a seguir, sino que expresan
simplemente un orden de ideas sobre estos puntos desde una óptica
absolutamente personal y condicionada por la realidad subjetiva del autor.
Es lógico que en cada lugar, país, comunidad, las condiciones objetivas
determinarán estrategias diferentes.
Una vez dicho esto, creo que nuestra praxis política adolece del defecto de
ser demasiado ingenua. En una sociedad decadente y corrupta, seguimos
pensando que simplemente difundiendo nuestras ideas, podremos un día
convencer a suficientes personas como para forzar un cambio.
Creo que este razonamiento es erróneo porque no existe un número
suficiente de personas que sean receptivas a nuestra prédica, que
sean capaces de adoptar una actitud heroica, que estén motivadas
por un espíritu de sacrificio y que en definitiva, estén dispuestas a jugarse la vida por un ideal de la
naturaleza del nuestro. Están demasiado podridas por el individualismo, la vida fácil, la
confortabilidad y los vicios de una sociedad diseñada paramantenerlos como esclavos felices del sistema.
Además nuestros conceptos de honor, nos limitan en los medios de lucha a
utilizar. Es hora de que entendamos que realmente estamos en guerra y que
debemos desprendernos de consideraciones sentimentales e incluso
morales, para enfrentar al enemigo de forma eficiente y exitosa.
En las actuales condiciones, si bien es cierto que existen pequeños núcleos
de actividad legal – este blog es un ejemplo de ello –, los efectos que estos
puedan tener para cambiar sustancialmente la situación a nuestro favor, son
mínimos. No niego la necesidad de un “frente legal y público”, pero creo que
todo parece indicar que la única vía de acción coherente y correcta pasa por
la actividad clandestina, con el objetivo de enfrentar y dañar a un enemigo
que sencillamente, nos quiere muertos. En forma cada vez más clara, día a
día, el activismo desde las sombras, se perfila como el único camino efectivo.
4. Clandestinidad y violencia.
Repito, debemos usar los medios permitidos, como lo es este blog, para difundir nuestra visión del
mundo y abrir los ojos de nuestros compañeros raciales. Pero todos sabemos que el enemigo hacen lo
imposible para eliminarnos, proscribirnos y en este mismo momento hay gobiernos y
organizaciones, que están abocados a prohibir también Nuestra presencia en la web. Todo ello sin hablar del control de tenencia de armas, el lavado de cerebro de nuestros hijos en los centros de enseñanza,
el aluvión de desechos humanos que nos invade y una policía del pensamiento que actúa cada día más impunemente.
Es inevitable que en un futuro muy cercano, deberemos actuar en la total clandestinidad si deseamos luchar por nuestras ideas y por la libertad de
expresarlas públicamente. Junto a esa clandestinidad surgirá el ejercicio de
la legítima defensa, la rebelión ante la tiranía.
Aprender desde ya a organizarnos en células secretas, de escaso número de
integrantes y fuertemente compartimentadas, para realizar actividades de
comunicación por medios diferentes, que van desde la edición de libros, su
venta, distribución de volantes, realización de reuniones, denuncia pública
de personas, etc., es un imperativo acuciante.
Además es necesario tomar conciencia de que si no penalizamos el accionar
criminal de los personeros del sistema, llámense jueces, legisladores,
funcionarios públicos u operadores sociales de cualquier tipo, nos van a
seguir cazando como chorlitos. Estas personas son quienes directamente
conculcan nuestros derechos, nuestra libertad y en definitiva, nuestra
existencia. El ejercicio de la violencia revolucionaria es inevitable. No se trata
de atacar por expresar ideas, discrepancias o hasta insultos en nuestra
contra. No se trata de sembrar el temor indiscriminado. Se trata de enviar
mensajes claros a aquellos que creen que pueden destruirnos desde una
total impunidad. Si actúan para imponer leyes restrictivas y liberticidas de
carácter penal, si promulgan sentencias esencialmente injustas, si
promueven el odio en nuestra contra, si envían a prisión a historiadores,
libreros, periodistas, escritores o militantes pacíficos por el sólo hecho de
expresar y difundir ideas nacionalsocialistas, es necesario hacerles saber
que se encontrarán con la reacción que provoca toda acción.
5. Conclusiones.
Cerrando estas reflexiones, el hecho de que se criminalice nuestra ideología
y nuestro pensamiento, se prohíba la difusión de nuestras ideas, se considere un
delito la impresión de material escrito, se lleve a la cárcel a investigadores
de la historia,se permita que se nos hostigue cuando pretendemos manifestarnos
públicamente, más un largo etcétera; nos lleva casi sin remedio hacia un
modo de acción que históricamente hemos sido enemigos de adoptar.
Si gozáramos de la libertad que tienen hoy ideologías realmente criminales
como el marxismo o religiones plagadas de terroristas fanáticos como el
Islam, no se justificaría de la forma que hoy se justifica, la actuación en
secreto y la violencia como medio de acción política.
No hemos elegido ese camino, nos han conducido al mismo. Y sabemos que
es un camino sin retorno, porque no somos conservadores que piensan que
el Sistema puede ser reformado. Su destino debe ser la completa
destrucción para asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para
nuestros hijos. O el Sistema o nosotros.
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