miércoles, 12 de octubre de 2016

LA IDEA DE ESPA„ÑA EN EL NACIONALSOCIALISMO




De entrada hay que dejar bien claro que somos Nacional Socialistas, no nacional sociales.

El Fascismo puede ser un nacionalismo-social; el franquismo pudo ser un nacionalismosocial
 la extrema derecha, desde Pi–ñar a Ynestrillas, puede ser (y es) un nacionalismo-social.
 Pero nosotros no somos fascistas, ni franquistas ni menos de ultraderecha.
Compartimos con ellos algunos valores esenciales, no vamos a negarlo (como suelen hacer ellos cuando se refieren a nosotros), pero nosotros no somos nacionalistas-sociales sino
nacionalsocialistas, haciendo notar el matiz que nos diferencia: en nuestra definición nacional es adjetivo y socialista es sustantivo.


Nuestro Socialismo se caracteriza por tres cosas:



1- La preeminencia absoluta de los derechos e intereses de la comunidad sobre cualesquiera

otros derechos o intereses particulares o de clase.


2- La liquidacio—n de la usura, la explotacio—n y al servidumbre del interŽes del dinero.



3- La supresio—n de la sociedad de clases, basada en el poder adquisitivo de los individuos y

su sustituci—on por una sociedad de rangos basados en el valor del servicio y trabajo.
Nuestro Socialismo es por todo ello totalitario, laboralista y jera‡rquico.


Totalitario porque concibe todo dentro de la comunidad, nada fuera de la comunidad, nada

contra la comunidad.


Laboralista porque su fundamento es el trabajo y su protagonista el trabajador, y nunca el

dinero, la cuna o el privilegio.


Jera‡rquico porque no admite de ninguna manera la igualdad de los hombres sino su

escalonamiento en función—n de su voluntad de trabajo y su eficacia de servicio a la
comunidad.
Nuestra adjetivo— nacional se define tambiénŽ por tres cosas.


1- La conciencia racial, por la cual la raza es el fundamento de toda estructura

comunitaria poli’tica.


2- La identidad Žétnica, sobre la cual se construye la organización—n administrativa del

Estado.


3- El patriotismo, por el cual se reconoce y se ama, como patrimonio sagrado, los valores

identitarios que caracterizan a un pueblo.


Nuestro concepto nacional es por tanto racialista, identitario y patrio—tico.



Racialista porque reconoce y estima la existencia y diversidad de las razas humanas, se declara con orgullo perteneciente a una raza determinada y considera negativa la mezcla que conlleva su desaparicio—n.



Identitario porque reconoce ,respeta, estima y defiende la diversidad Žetnica de los pueblos de cada raza, con sus propias regiones de arraigo, sus lenguas verna‡culas, sus instituciones tradicionales y sus si’mbolos hist—ricos.



Patri—otico porque proclama como valor espiritual la herencia cultural y material que ha

recibido de sus ancestros y est‡e dispuesto a luchar por su protecci—on, defensa y
continuidad.


Aplicacio—n de los conceptos Nacionalsocialistas a la idea de Españ–a



1- Espa–ña no es una idea metaf’sica, especie de diosa etŽrea a la que hay que servir y adorar derramando sangre y cantando himnos.



2- Españ–a es gente, hombres y mujeres, carne y sangre, tradiciones y costumbres, paisajes,

pueblos y lenguas, todos ellos variados, diversos y poli’cromos. Españ–a es algo material que puede verse, tocarse y medirse.


3- Españ–a no es ni un problema ni un enigma histo—rico. Esto no es m‡as que un invento de

literatos e historiadores obsesionados en sus masturbaciones mentales.


Españ–a es una realidad geogra‡fica, antropol—oigica e hist—orica. Y situando estas realidades en

ese mismo orden nos da como resultado el hecho pol’itico que ser‡ una consecuencia deestas tres premisas, y nunca al revŽes.


Españ–a como concepto geogra‡fico es para nosotros los NS la peni’nsula del suroeste de

Europa en toda su integridad, con sus islas adyacentes.


Españ–a como concepto antropol—ogico es un rico y variado mosaico de pueblos, parecidos pero no iguales, con sus lenguas nacionales, sus costumbres ancestrales y su propia

simbologi’a tradicional.


Espa–ña como concepto histo—rico es un proceso que comienza con una protohist—ria celt’ibero-romana, continuœa con la monarqui’a visig—otica y llega hasta nuestros d’ias.

La suma de tierras, hombres e historia forman la entidad pol’itica espa–ñola. 


Esto y solo esto es Españ–a, y no las alucinaciones mesi‡anicas de algunos iluminados.

Españ–a como entidad pol’itica es para nosotros los NS un pacto y un proyecto que se mantienen, renuevan o cambian al compa‡s de los acontecimientos mundiales y de las
necesidades e intereses colectivos.
Un pacto de fidelidad y apoyo mutuo en defensa de la seguridad, la integridad y la libertad
de todos y cada uno de los pueblos del territorio comuœn que compartimos.


Un pacto t‡acito de afecto y afinidad por la andadura secular que hemos recorrido juntos y un pacto de consanguinidad por las innumerables uniones entre miembros de nuestras distintas comunidades.

TambieŽn un Proyecto: primero fue la Reconquista, despuŽes el Imperio, hoy la constitucio—n de una Europa unida, soberana en lo pol’itico, diversa en lo Žetnico y solidaria en lo social.


Si los pueblos de Españ–a no se constituyen como pacto y como proyecto, no ser‡ Españ–a politicamente nada, ni nada justificar‡ la existencia del Estado, porque o se levanta sobre

el dominio de algunos sobre los dema‡s o se desintegra y atomiza en particularismos locales egoistas, ambas cosas inaceptables para nosotros, nacionalsocialistas, la primera por injusta
y la segunda por desastrosa.


Pacto y Proyecto basado en la sangre y en el suelo, es decir, en la previa aceptaci—n del hecho primario de la entidad geogra‡fica y de un conjunto antropol—ogico, ambos ricos en

matices y rasgos diferenciales.


En resumen: Españ–a, o mejor, Las Españ–as, son para nosotros los NS un conjunto de pueblos, nietos de celtas e iberos, e hijos de la Romanidad y el germanismo, hermanos y

por tanto parecidos, pero no iguales y que, juntos ,pero no revueltos, van naciendo y desarroll‡andose a lo largo de la epopeya de la Reconquista.
No existe lo españ–ol es estado puro, se tiene forzosamente que expresar lo españ–ol a travŽes de alguna de sus comunidades eŽtnicas.
Nosotros los nacionalsocialistas buscamos para Las Españ–as la verdadera unidad: la unidad
en la variedad, que es la unidad de la Naturaleza. Esta es la visio—n NS de Españ–a y Las Espa–ñas. Lo dema‡s ser‡ otra cosa, pero nunca doctrina NS. El que lo vea asi’ esta‡ con
nosotros, los dem‡as que busquen su propio camino pero que no se llamen nacionalsocialistas.


FUNDAMENTOS DE LA UNIDAD DE LAS ESPAÑAS EN SU PLURALIDAD




La verdadera unidad entre las tierras y los hombres de España,

así como, a nuestro entender, no hay una "lengua española" sino "lenguas españolas", tampoco hay una "nación española" sino "naciones españolas" o si lo preferimos así, "identidades" españolas. 
Dicho lo cual y siguiendo la coherencia de nuestra argumentación, no hay -ni tiene por que haberla- una concatenación nación igual a estado, por lo cual no vemos ni útil, ni prudente, ni justo y ni tan siquiera posible, que las áreas identitarias españolas se transformen en estados independientes entre sí. 
En primer lugar porque no existe una sola de ellas que, separada de las demás por fronteras estatales, esté en condiciones de afrontar los retos y necesidades de nuestra época, donde lo que marca la pauta son los grandes bloques políticos, en nuestro caso Europa. Esto sería un suicidio se mire por donde se mire. Pero además es que tenemos el imperativo moral de estar unidos por muchas razones:
Por compartir un territorio geográficamente muy definido como lo es la Península Ibérica.

Por intereses colectivos de carácter económico, comercial, laboral, fiscal y de defensa militar.

Por solidaridad natural entre pueblos hermanos y vecinos que hemos compartido las misma vicisitudes históricas.

Por los movimientos migratorios entre los pueblos hispanos que, aunque no deseados, son una realidad que ha hecho más permeables las diferencias entre unos y otros.

Por la consanguinidad establecida a través de las innumerables uniones entre hombres y mujeres de nuestros diversos pueblos, lo cual hace que millones de españoles tengan orígenes diversos que los emparentan sentimentalmente con dos o más pueblos de España.

Por compartir una misma tradición en los ámbitos de las Artes, las Letras y las Ciencias, pudiéndose hablar con toda propiedad de la existencia ante el mundo de una cultura netamente española, por encima de los particularismos identitarios.

Por la vertebración espiritual que la religión católica ha logrado a lo largo de centurias (mucho más de mil años) lo cual nos dota de unas creencias fundamentales, unos valores morales y unas costumbres y prácticas religiosas comúnmente compartidos, porque séase o no católico, nadie podrá dudar que las Españas, como parte de la Cristiandad, han recibido del catolicismo romano una grandísima herencia en su peculiaridad colectiva y esto nos enlaza igualmente con los demás pueblos europeos, con los matices que pudieran puntualizarse.

En resumen: España es plural. De esto estamos íntima y absolutamente convencidos y la imposición por la fuerza del estado-nación, de origen liberal y decimonónico, con raíces en la nefasta Revolución Francesa,es un error histórico y conceptual que no trae más que consecuencias desastrosas. Pero España como ente colectivo no es un invento de hace dos días como pretenden algunos. El sentimiento de "Comunidad Hispánica" (no confundir con el concepto de Comunidad "Nacional" Hispánica) está presente desde hace siglos. Se aprecia ya en la Edad Media un sentimiento fundamentado en la Hispania Romana y sobretodo en la Monarquía Visigoda que se consolida en la Reconquista por la unidad cristiana de todos los nuevos reinos nacidos de esta epopeya. 
Por otra parte, hay una constante de respeto a los derechos y libertades particulares de las varias identidades españolas, claramente plasmado en los "Fueros", en perfecta simbiosis con una fe religiosa unitaria, una territorialidad no discutida -al ser España una península- y una ética social común. Es decir, que aunque el concepto estado-nación es totalmente ajeno a la mentalidad medieval, hay que admitir, sin ningún género de dudas, que desde los inicios de la Reconquista, sí se entendía, al menos entre las clases dirigentes, que la Cristiandad era el gran nexo común de todos los pueblos ibéricos. Fuera de esto es imposible encontrar en la Edad Media un sentimiento de Comunidad "Nacional".

Por todas estas razones, proclamamos como fin irrenunciable llegar a un acuerdo colectivo, a un pacto "inter-hispánico", a un "foedus" en el sentido latino de esta palabra, para establecer un estado común a todos que puede ser una república federal.
Conclusiones pertinentes.

Llegamos, pues, al momento de establecer conclusiones:
España no es una idea metafísica, especie de diosa etérea a la que hay que servir y adorar derramando sangre y cantando himnos. España está compuesta de gentes, hombres y mujeres, carne y sangre, tradiciones y costumbres, pueblos y lenguas, todos ellos variados, diversos y polícromos. España es, pues, algo material, que puede verse, tocarse y medirse.

España constituye, pues, una realidad geográfica, antropológica e histórica y situando estas realidades en el mismo orden, nos da como resultado el hecho político, es decir, el estado, que será una consecuencia de estas tres premisas y nunca el revés.
El Estado Español, tal como lo conocemos hoy, ni es inmutable, ni es sagrado, ni es indisoluble y sólo cumple una función al servicio de los pueblos que lo integran y no los pueblos al servicio del Estado.

En resumen: España es para nosotros, como entidad política, un pacto y un proyecto, que se mantienen, renuevan o cambian según las necesidades colectivas. Un pacto de fidelidad y apoyo mutuo en defensa de la seguridad, la libertad y el pan de todos y cada uno de los pueblos del territorio común que compartimos. Un pacto tácito de afecto y afinidad por el camino secular que hemos recorrido juntos. Y un pacto de consanguinidad por las innumerables uniones entre miembros de nuestras distintas Identidades. Sin esos pactos libremente jurados, nada justificará la existencia de un Estado. España es también un proyecto: Primero fue la Reconquista, después el Imperio de ultramar y hoy la integración en una Europa unida, soberana en lo político, diversa en lo étnico y solidaria en lo social.

Las Españas, haz de pueblos y familia de naciones. Creemos que deberíamos asumir sin reservas este concepto no solo porque responde a la realidad histórica y étnica sino sobre todo porque es la voz y voluntad expresa de los ciudadanos. Buscamos para las Españas la unidad en la variedad, que es la unidad de la Naturaleza.

1) Consideramos España a toda la Península Ibérica con los territorios isleños habitados por oriundos de este (Baleares, Canarias y plazas de Ceuta y Melilla)

2) Con el nombre histórico y tradicional de Las Españas damos a entender que constituimos un conjunto de pueblos hermanos diferenciados en sus orígenes, costumbres, instituciones y lenguas, pero unidos por un mismo sentimiento de comunidad histórica y racial.

3) Aunque algunos pueblos españoles ya existían antes de la Edad Media, aunque sin formar estados propiamente dichos, todas las Regiones Históricas españolas tienen su origen y formación estatal en la Reconquista. De esta epopeya nació la España actual, dejando definidas muy claramente todas y cada una de esas identidades.

4) Las Regiones Históricas españolas son 17: León, Asturias, Galicia, Portugal, Extremadura, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Andalucía, Granada, Murcia y
Canarias. Así nos lo enseña la Historia desde el siglo XVI hasta la Constitución de 1978 y así lo marca la Tradición más genuina. Lo que quiere Europa Identidad es que España esté formada territorialmente por las siguientes Regiones o Areas Identitarias: León, Asturias, Galicia, Portugal, Extremadura, Castilla (Madrid, las dos Castillas sin León, con Cantabria y La Rioja), Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Baleares, Andalucía (con Ceuta, Melilla y Gibraltar), Murcia y Canarias.

5) Tenemos, pues, una Patria Común que denominamos España, pero proponemos un "Nuevo Estado" basado en la Tradición territorial con el nombre de Las Españas, hermandad de naciones, comunidad de patrias carnales y unidad de destino.

6) El nacionalismo, nuestro nacionalismo, solo puede ser la suma armónica de los nacionalismos identitarios de cada uno de los pueblos españoles, sin separatismos insolidarios ni centralismos jacobinos.

7) Queremos para España la unidad en la variedad, que es la unidad de la Naturaleza.


EL PACTO FEDERAL DE LAS ESPAÑAS


El Pacto Federal de Las Españas.-
Exposición de motivos.- El estado Español Federal Identitario que preconizamos debe quedar establecido sobre sólidas bases doctrinales aceptadas, cumplidas y hechas cumplir por el gobierno democráticamente elegido. Para evitar divergencias y malos entendidos, así como para despejar toda clase de dudas y problemas internos de convivencia que pudieran surgir, publicamos esta breve proclama que será oficial.

Artículo 1º.- Admitimos y creemos que España es un concepto equiparable al de Península Ibérica, como así lo fue desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII, incluyendo en este concepto de ibérico a los territorios isleños mediterráneos y atlánticos poblados por oriundos de la Península, así como a aquellas tierras transpirenaicas cuyos habitantes comparten identidad con las cispirenaicas. En el primer caso, baleares y canarios y en el segundo, catalanes del Rosellón y vascos de Iparralde.

Artículo 2º.- El territorio peninsular e isleño de Las Españas está habitado por un conjunto de pueblos diferenciados pero con suficientes razones históricas, sociales, étnicas, culturales y económicas para formar una entidad política unida en forma federal. Por esta razón, declaramos como fin prioritario llegar a un acuerdo colectivo, a un pacto "inter-hispánico", a un "foedus" en el sentido latino de esta palabra, para establecer una "res pública" común a todos y, a su vez, integrada en la Confederación Imperial de Europa.

Artículo 3º.- Algunas de nuestras Áreas Identitarias ibéricas no están conformes con su actual delimitación territorial y hacen bandera política de ello. Estas constituyen ahora un impedimento serio para el buen funcionamiento de nuestra Federación, pues al hacer innegociables e irrenunciables estas reclamaciones, tendencias y sentimientos, se da ocasión a discusiones violentas y enfrentamientos ciegos entre hermanos que perjudican gravemente la estabilidad política y social en un momento crítico de nuestra existencia. 
Por eso pedimos encarecidamente que estas reivindicaciones, proyectos y convicciones viscerales se reserven hasta el momento de la total unidad de Europa y su liberación de la opresión capitalista. Entonces serán tratadas estas cuestiones como conviene en justicia, es decir, por medio de un estudio científico serio y contrastado, tanto desde el punto de vista histórico como antropológico, que una vez hecho público, exhaustivamente difundido y detalladamente explicado ante la comunidad popular por todos los medios de comunicación social, sería refrendado por un plebiscito.

Artículo 4º.- No podemos situar al mismo nivel aquella ideología que tiene como premisa la unidad de España como una sola nación indivisible imponiendo "manu militari" una sola lengua, una sola cultura y una sola bandera, rechazando todo lo demás. Esta posición de carácter centralista y jacobino, además de ser
contraria a la genuina tradición hispánica, solo sirve para generar rechazo en las regiones de fuerte arraigo identitario y apartarlas aun más del proyecto común. Pedimos a todos aquellos patriotas de corte centralista, pero dotados de buena voluntad, que reconsideren su postura acercándose a un conocimiento más estricto de nuestra historia y a la comprensión de la innegable pluralidad identitaria de los españoles.

Artículo 5º.- Con objeto de que nuestra Federación llegue a ser un férreo colectivo dentro de la unidad europea en forma de Imperio, las Áreas Identitarias que articulan Las Españas en la persona de sus dirigentes electos dentro de nuestra federación fraterna, se comprometen por su honor, refrendándolo con su firma, a cumplir y hacer cumplir fielmente los siguientes cánones:

Utilizar el gentilicio de españoles -ibéricos o hispánicos para quien se sienta más identificado con estos términos- desde Galicia a Cataluña y Baleares y desde Vasconia hasta Andalucía y Canarias, invitando a Portugal a que se considere incluido en ese mismo gentilicio, como ya lo estuvo antes de la absurda división causada por el mal gobierno y el absolutismo.
Abstenerse con total sinceridad de proferir insultos, suscitar odios, promover discordias lingüísticas o manifestar animadversión o menosprecio hacia cualquiera de nuestras Identidades, tanto españolas como europeas.

Respetar las circunscripciones territoriales de las diversas Áreas Identitarias tal como quedaron establecidas a finales de la Reconquista y fijadas desde el siglo XVI al XIX, tomando como base el mapa de la división provincial de 1833 pero corrigiendo sus errores y arbitrariedades. Nosotros reconstruimos la organización política del "Antiguo Régimen" con muy pequeñas variantes, justificadas por motivos étnicos o jurídicos, racionalmente explicados y demostrados. En cualquier caso, las circunscripciones territoriales no son dogma inalterable y estarán sujetas a los pertinentes cambios por los motivos y con los medios anteriormente citados en el Artículo 
3º.

Aceptar el castellano como lengua común en nuestras relaciones mutuas sin perjuicio alguno del derecho natural e histórico que tiene cada IDENTIDAD a utilizar, sin ninguna restricción, la lengua vernácula que le es propia.
Asumir que todos los hispánicos somos europeos, no antes ni por encima o por debajo del sentimiento de identidad de cada cual, sino al unísono y en fraternal comunidad.

Ya lo decíamos hace mucho tiempo, hoy en día nadie quiere de verdad vertebrar una España viable y natural. Unos quieren destruirla como los separatistas y los de extrema izquierda republicanos que quieren otra II república de izquierdas, otros mantener el disparate autonómico actual como los constitucionalistas, muchos desean destruir las identidades Hispánicas populares en un Estado rígido jacobino y centralista como algunos grupos patriotas que siguen empeñados en el centralismo de origen masónico y liberal como había en tiempos de Franco, y todos lo único que pretenden es mantener sus cargos electorales y dinero públicos.

Para colmo todos mienten en la historia, la cultura, las formas políticas posibles y ocultan la realidad de que todos los Estados actuales son esclavos del capitalismo. Y tanto los centralistas como los mal llamados “nacionalistas”e independentistas son, en realidad, mundialistas obedientes al pensamiento único obligado por el Sistema.

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