martes, 4 de octubre de 2016

LA MUJER Y EL TRABAJO, extraido de NS

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Todos los temas que A. de Benoist trata magistralmente en su artículo 'Condición Femenina' deberían ser estudiados más a fondo. De todas formas hay dos temas en los que considero que podría aportar algo:
1- La concepción general de la mujer dentro de las civilizaciones. Este es el origen de la mayoría de los problemas posteriores. Comprobar y entender la concepción de la mujer entre los indoeuropeos frente a la concepción judeocristiana, y la musulmana, budista, tercermundista, marxista, ect es sin duda la base de todo entendimiento completo del problema. Lo demás son solo consecuencias más o menos directas.
2- El tema de la mujer en el trabajo. Benoist lo trata muy superficialmente, solo en tres páginas, y no muy adecuadamente. En parte porque todos los Nuevos Filósofos franceses tienen una visión muy poco real del mundo del trabajo. Incluso contiene algún pequeño error de apreciación, como cuando dice "la mujer se encuentra despojada de esta forma de sus perrogativas educativas y de seguridad que en otros tiempos estaban colocadas bajo su responsabilidad. Debido a ello se ve obligada a 'liberarse' de un hogar...". Es evidente que la mujer actual, en un enorme tanto por ciento, no se ve lanzada a trabajar por 'no tener que hacer en el hogar', que si lo tiene, sino por una necesidad económica organizada por el montaje social. Ya hablaremos de todo ello.
Puestos a tratar uno de estos dos temas prefiero empezar por la mujer en el trabajo, dado que en el otro tema creo que poco hay que añadir a lo que dice Benoist en su artículo. Además en el tema del trabajo Benoist no tiene experiencia propia. Ni está casado ni tiene esposa.

LA MUJER Y EL TRABAJO ASALARIADO

Como se ve hemos de especificar 'trabajo asalariado', pues 'trabajo' siempre ha realizado la mujer, en todas las épocas, y en algunas mucho más que ahora. No es un problema de 'trabajo' sino de 'valoración económica' de este trabajo.
Y con ello entramos así de golpe en el núcleo del problema que nos dar la llave para contestar a las cuestiones que se plantean en este tema: el problema actual no es de 'trabajo', como pretenden las feministas o el Sistema, sino de 'valoración', de que ese trabajo de la mujer sea 'convertido en dinero', valorado por el esquema social, que solo sabe de valoraciones 'consumo - producción' valoradas en dinero.
Y en esta época actual se han dejado de valorar en dinero muchas actividades sociales de primera importancia en otros momentos.
Vamos a plantear algunas cuestiones que suelen salir cuando se trata de este tema:
1- "La familia necesita vitalmente el aporte salarial de la mujer para poder, sino simplemente sobrevivir, si vivir con un mínimo de dignidad".
Este es el problema en un 90% de los casos. Conseguir una educación buena para los hijos, lograr una alimentación mejor, pagar un piso digno o poder veranear, dependen muchas veces del sueldo materno.
No se trata de lograr 'lujos' sino temas que realmente son normales actualmente, pero que están muy difíciles para el obrero medio actual con tres hijos, sin la ayuda de la esposa.
Desde luego no es el único motivo, pero si uno muy importante. La mujer en la sociedad tradicional siempre ayudó ,incluso económicamente, a la familia. En el campo, el trabajo de la mujer era y es insustituible, pero a la vez se hacía en compañía de los hijos y sin abandonar el hogar como tal.
Actualmente es problema es que el montaje social-urbano hace que el trabajo de la mujer implique el abandono del hogar y los hijos durante muchas horas. La solución desde luego no es pedir que la mujer no colabore en la economía familiar media, cosa que sería tan antinatural como la situación actual, sino que la colaboración económica de la mujer no tenga que hacerse a cambio del abandono de otras funciones sociales de importancia vital en el hogar y los hijos.
La solución a la que se tiende en la sociedad mercantilista actual es la de ignorar este tema, o todo lo más dar unas 'ayudas' en el tema de la maternidad pura y simple (vacaciones en el parto y ayuda económica por tener un hijo), ignorando totalmente todo lo posterior al puro parir.
La solución es, como ya habíamos adelantado, dar un 'valor' a otras funciones que las mercantiles. O sea, dar 'valor', y eso implica dar dinero en el montaje actual, por funciones no mercantiles pero necesarias o valoradas por la sociedad. Dar 'valor' no solo a tener hijos sino a cuidarlos adecuadamente, educarlos. No tener hijos es renunciar a dar un 'valor' a la sociedad y por tanto debería ser 'caro' tener esta 'renuncia'. Se debería aportar como 'impuestos' los gastos de mantenimiento de hijos, tanto morales como materiales. De forma que para una familia la función de tener hijos y educarlos fuera una real aportación económica, en tanto libera del pago de estos impuestos. Esta simple cuestión de 'valorar' las funciones del hogar sería suficiente para cambiar radicalmente el 'orden' social actual, solucionar el tema de la natalidad europea y replantearse el método mercantilista de educación de los niños actual (los hijos son educados a sueldo y masivamente por trabajadores mediocremente pagados, de lo que resulta una pésima educación en todos los sentidos y una nula educación ética y estética).
Por otra parte el trabajo mercantil de la mujer es perfectamente válido y aceptable dentro de este contexto.
Es más, no veo razón para obligar que sea realmente la mujer la que eduque a los hijos, es posible que el más adecuado en una familia concreta sea el hombre. El problema es que alguien de ambos se ocupe en las etapas de la infancia, y que no los abandonen por el tema mercantil. Un trabajo que respetara un horario conveniente para esta función educativa y de hogar no tiene porque ser problema alguno.
La valoración del trabajo de hogar es fácil. El cuidar y educar hijos tiene un horario concreto, un esfuerzo dado, unas responsabilidades, y puede ser perfectamente valorado.
Resumiendo: la problemática económica que obliga en muchas ocasiones a trabajar mercantilmente a la mujer no es algo nuevo, y no es más lamentable que la necesidad que tiene el hombre de trabajar. El problema es cuando debido a esta necesidad de 'dinero', de trabajo - valorado, se tienen que abandonar o mal ocuparse de otros trabajos-no-valorados que son a menudo más importantes tanto para la persona como para la misma sociedad. La solución es simplemente 'valorar' estas otras funciones, no en prohibir o minusvalidar el trabajo mercantil de la mujer. La solución nunca está en poner cortapisas a la mujer que desee trabajar mercantilmente, sino en valorar adecuadamente las ocupaciones familiares y del hogar, de forma que renunciar a ellas en aras del propio beneficio sea a la vez 'un mal negocio'.

2- "La mujer que no trabaja depende económicamente del hombre, lo que la impide responder adecuadamente a malos tratos, agresiones, imposiciones y demás abusos".
La dependencia de la mujer del hombre-sueldo es un hecho real y lamentable, producto de la interpretación mercantilista del matrimonio actual. La mujer que actualmente no trabaja ve muy recortadas sus posibilidades de responder ante malos tratos, engaños o decisiones unilaterales del marido. La legislación está orientada a considerar a cada miembro de la familia como un 'individuo', dueño de sus bienes propios, que únicamente tiene unos compromisos de 'manutención' exigibles ante tribunales, o sea una pensión. Para colmo, en caso de separación forzosa o abandono, esta 'pensión' que puede lograrse ante el juez debe ser exigida por tribunales civiles ordinarios, por lo que en caso de que el marido no pague o lo haga irregularmente, la mujer tiene muy difícil el cobro obligado, que se alarga y pierde indefinidamente en el desierto infinito de los papeles judiciales.
La solución de este problema una vez más no está tanto en intentar que la mujer 'gane' tanto como el hombre, en establecer una competencia de ganancias, de forma que la 'libertad', o mejor la no dependencia, venga por tener la mujer 'bienes propios', sino ante todo por considerar el matrimonio como una unidad de bienes. Todos los bienes patrimoniales, todo lo que gane cada cual, sea cual sea su origen, es común en un matrimonio. De forma que el hombre, o la mujer, no debe considerar su salario como 'personal' sino comunitario.
Por supuesto esto no implica que estemos contra el trabajo de la mujer, en absoluto, sino que ese trabajo de la mujer no debe existir en base a una necesidad de 'independencia' económica. El matrimonio no es 'independencia' sino precisamente unidad, dependencia total. La mujer puede ,y debe en muchas ocasiones, trabajar, pero no porque necesite disponer de bienes propios de cara a no estar 'dominada' por el hombre, pues ella debe ser legalmente dueña de todo lo que tenga y gane toda la familia.
La 'separación de bienes' es un triunfo del individualismo capitalista sobre el socialismo familiar.
3- "Los hijos pueden ser perfectamente cuidados en guarderías, de forma que el trabajo de la madre no la impide cumplir su función en el hogar".
La solución actual al tema materno se ha centrado en pagar a unos asalariados para cuidar a los propios hijos. En realidad esta solución no es mala si estuviera centrada en unas horas y en unas condiciones naturales. O sea: siempre han existido "guarderías", antes ejercían tales las abuelas, familiares, ect que cuidaban de los pequeños de todo el clan mientras las madres jóvenes trabajaban en el campo o tenían que salir del hogar.
Por otra parte los niños, a partir de una cierta edad necesitan relacionarse y jugar con otros niños.
El problema existe cuando la guardería simplemente sustituye a la familia: en primer lugar porque el número de horas, y el horario, se extiende, aveces hasta ocupar casi todo el día, de 8 de la mañana a 6 o 7 de la tarde, cuando no más. Por otra parte, al llegar a casa la madre, cansada, deja de intentar educar a los hijos en casa, deja de tratarlos y cuidarlos, limitándose a 'cumplir' el mínimo. Así la educación y el 'juego' del niño se reduce a la guardería, y la madre deja de 'ocuparse' realmente, de esforzarse, en favor del hijo. Evidentemente en las guarderías modernas no se busca la 'educación' de los niños sino su 'mantenimiento', su 'parking', y a eso le añadimos que los niños son llevados a la guardería a los 3 meses! de nacer.
Total: el desastre educativo, la eliminación de la responsabilidad educativa de la madre en muchos casos, y la conversión de la función 'educar' en la función 'pagar' para que se aparque al hijo. En realidad hasta cierta edad los hijos no debieran ir a guarderías. Y se debiera también intentar que hasta otra cierta edad uno de los dos miembros de la pareja (no forcemos a que sea la madre) estuviera lo suficientemente 'libre' de cansancio (no digamos que deje de trabajar, pero si que su trabajo no le implique una ocupación excesiva) como para que tenga 'humor' de cuidar y enseñar, compenetrarse, con el hijo.
Por supuesto en la situación actual es difícil una solución. Las madres necesitan trabajar en las cadenas y oficinas, unos horarios agotadores, con solo 3 meses de permiso en caso de parto, de forma que todo intento de una vivencia de la maternidad más natural es totalmente imposible. Lo más jocoso es que a esta situación antinatural y brutal, castradora para la voluntad real de las madres, se la llama 'progreso' y se la tilda de 'liberación'.
4- "La mujer que no trabaja no se 'forma', se atonta y pierde de vista la realidad, su formación humana decae".
Una vez más de una base real se sacan conclusiones falsas. Desde luego una gran parte de las mujeres que hasta hace unos decenios no trabajaban, estaban totalmente incultas y eran un prototipo de la 'mujer de casa' completamente aislada y neurótica. Pero ¿ Era por no trabajar, o era por una discriminación cultural sexista?.
Desde luego partamos de una base: La formación de una persona no depende de su trabajo mercantil, sino de su voluntad y libertad para formarse. Conozco a universitarios totalmente incultos, unos asnos fuera de su profesión. Y conozco gentes que sin haber pasado del estudio primario tienen una vida espiritual y cultural muy aceptable. La formación cultural no está en absoluto favorecida por el trabajo mercantil, y menos por el que ejercen el 90% de las mujeres que deben trabajar, o sea un trabajo mecánico debajo nivel, oficinistas, maestras de niños pequeños, ect.
Evidentemente el trabajo enseña más que no hacer nada!, o sea, si se trata de comparar la mujer que trabaja con una mujer que está en su casa limpiando o secando pañales todo el día, es evidente que se adquiere más formación en una fábrica, aunque solo sea por charlar con otras personas, ver el mundo, entender la realidad, etc. Pero si un hombre o una mujer (el problema no es de la mujer por serlo) que no trabaje, o que trabaje menos horas, se ocupa una parte de ese tiempo libre en su formación, si tiene voluntad de formarse, entonces la cosa cambia. Tener tiempo es una de las bases para enriquecerse culturalmente.
La mayoría de las mujeres trabajadoras precisarían mucho más tiempo para aprender a leer de verdad, aprender cultura o hacer artesanía, cultivar las artes o hacer deporte, en vez de estar horas sentadas en una oficina chafardeando con sus compañeras, o sudando en cadenas forzadas al máximo. Mienten en realidad la mayoría de mujeres que dicen que se forman en el trabajo (por su puesto dejamos de lado una minoría), en realidad lo que pasa es que se divierten mucho más fuera de casa, en las intrigas y mogollones del trabajo, que si tuvieran que formarse realmente en el estudio, la disciplina y esfuerzo de un plan auténtico de formación humana. No desean 'formarse', desean 'salir'.
Por tanto la alternativa a la formación humana de la mujer es doble: por una parte combatir radicalmente la discriminación sexista cultural, o sea aquella idea imbécil de que la mujer no necesita cultura, tan extendida antes, sino ser una 'buena madre' y una 'buena mujer'. La castración intelectual de la mujer por causa de esa discriminación cultural ha sido horrenda.
Por otra parte hay que tener bien claro que la formación humana no es trabajar, sino tener tiempo para formarse, y poner medios para ello: actividades sociales, artísticas y culturales. Trabajar mercantilmente es necesario, pero no es ni el único ni el mejor camino de formación humana.
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Otro problema ligado a este, y que tiene mucha importancia, es que para una formación humana es preciso actualmente dinero, y para tenerlo hay que trabajar. Es un círculo vicioso. La mujer trabaja para poder tener más dinero familiar que facilite el acceso a la cultura (aunque en la mayoría de los casos no lo hace pensando en esto sino en vivir algo más dignamente). Pero precisamente por trabajar no tiene tiempo luego para gastarse el dinero en formarse, sino que lo hace en divertirse para compensar el cansancio y fastidio del trabajo. Este círculo vicioso solo puede romperse mediante la creación de actividades sociales comunitarias que aborden la formación a bajo costo, como un servicio público.


5- "Ante el peligro del paro, de la temporalidad del trabajo, el que la mujer trabaje es un necesidad de seguridad".
Esto es totalmente cierto, y una razón muy importante. La legislación burguesa actual es brutal en este aspecto, el despido de un padre de familia es algo inadmisible, especialmente cuando se le puede despedir sin motivo alguno, y cuando el seguro de paro cubre solo 2 años y además no suele cubrir el sueldo real del trabajador.
Si un buen trabajador debe ser despedido por motivos tecnológicos (cosa que evidentemente existe y existir siempre) debería ser compensado con un seguro de paro permanente... hasta que se le pueda ofrecer otro trabajo similar.
Nuestro lema sería: un trabajo seguro para todo trabajador seguro. Y un despido seguro para todo trabajador irresponsable.
Pues la otra cara de la moneda es la cantidad de trabajadores irresponsables y vagos que sobreviven en las empresas por la presión de los sindicatos. Esto se llama lucha de clases: un Estado burgués que apoya a unos empresarios sinvergüenzas, y unos sindicatos de clase que apoyan a obreros vagos e irresponsables. Los que pagan el pato son los empresarios honrados y los obreros trabajadores.

Llamaría lucha de clases al combate entre la sinvergüencería de unos y la irresponsabilidad de otros, y los costes de esa guerra la pagan las gentes honradas de todas las clases.
La seguridad en el empleo del marido no debería ser una causa de preocupación familiar, pero ahora lo es, y por tanto, ahora es preciso entender la necesidad de trabajo mercantil para muchas mujeres.    Podríamos seguir con otros temas dentro del trabajo de las madres, pero vamos a resumir:
Ha existido un trato vejatorio para la mujer en este aspecto. La mujer tiene derecho a trabajar en lo que quiera, cobrando según su trabajo y capacidad, en igualdad con el hombre.
La prohibición de ejercer ciertos oficios y cargos, como hizo el fascismo con temas como jueces, alcaldes, ect, es de un machismo imbécil y falto de realismo.
Son especialmente lamentables las posiciones llamadas 'tradicionales', evolianas y cristianas ortodoxas, totalmente desfasadas, donde la mujer tiene un papel de 'luna' del 'sol'-hombre, de subordinación 'obediente', de 'complacencia' en la sujeción, cuando no una 'tentación al mal' para el hombre como decían los Padres de la Iglesia.
El capitalismo y su brutalidad creó las condiciones para el triunfo del marxismo. La estupidez cristiana y tradicional sobre la mujer ha creado las condiciones para el feminismo. Las aberraciones actuales son producto de las aberraciones anteriores.  La solución no es combatir lo actual en base a lo anterior, sino en superar lo actual sin ni pensar en recordar las injusticias anteriores.


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