martes, 22 de noviembre de 2016

Franco no fue un camarada y te digo por qué.



Traidor a la Falange...

El 19 de abril de 1937 con la aprobación del Decreto de Unificación con que Franco y Serrano Súñer crearían FET y de la JONS, con la consigna de ''por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista'',  acabaría con los principios sindicalistas del partido permitiendo la filiación de sectores más reaccionarios (monarquistas y religiosos) que alteraría los principios del partido, acabando con su esencia revolucionaria.

También hubo una fuerte represión franquista contra los falangistas disidentes. En 1942, el falangista Juan José Domínguez fue fusilado por una disputa frente a la Basílica de Nuestra Señora de Begoña entre carlistas y falangistas. También se condenó a muerte (aunque la pena fue conmutada) a Manuel Hedilla, II Jefe Nacional de la Falange Española.

"Hacia 1939 el régimen español triunfante en la guerra civil se consolida, nacional e internacionalmente, gracias al apoyo británico. El franquismo es una de las más grandes creaciones de la diplomacia inglesa en el continente europeo. Esta afirmación puede parecer temeraria y distorsionada dadas las ligazones que en la época existieron entre las "fuerzas nacionales" y los regímenes alemán e italiano. Pero tanto la actitud británica durante la guerra civil como la actitud del franquismo durante la segunda guerra mundial y aun más allá de ella, permiten apreciar un nivel profundo en las relaciones británico-franquistas que, de cara al futuro, fue mucho más importante que el aparente alineamiento de España con las potencias del Eje.

Esta afirmación puede parecer temeraria y distorsionada dadas las ligazones que en la época existieron entre "algunas" de las "fuerzas nacionales" y los regímenes alemán e italiano. Pero tanto la actitud británica durante la guerra civil como la evolución del franquismo durante la segunda guerra mundial y aun más allá de ella, permiten apreciar un nivel profundo en las relaciones británico-franquistas que, de cara al futuro, fue mucho más importante que la coyuntural y circunstancial convergencia de España con las potencias del Eje, apoyada casi en exclusiva por la Falange. 

Franco apuesta definitivamente por algo que tuvo claro desde un principio: la victoria de Occidente contra las "potencias centrales"; es decir, inaugura una estrategia que podríamos definir como de "atlantismo limitado". 

Esa decisión ya había sido tomada con prolongada anterioridad a la Conferencia de Hendaya, que tuvo lugar el 23 de octubre de 1940. El centro decisional más importante sobre el que se sustentó tal política occidentalista era el Ejército, que siempre mantuvo una lucha por el poder, muchas veces violenta, contra la Falange. Antes de viajar a Hendaya Franco mantuvo una reunión con seis generales a los que pidió su opinión sobre la línea a seguir en el encuentro de Hendaya. Esos generales eran parte de un grupo mayor de oficiales que mantenían una relación estrecha con la embajada británica. "Para entonces los británicos habían captado a diversos generales españoles, opuestos al predominio que estaba adquiriendo la Falange, y en particular Serrano Suñer, que acababa de desplazar en el ministerio de Asuntos Exteriores al coronel Beigbeder… Los generales más antiguos habían formado una Junta Militar con el apoyo económico del Reino Unido, para impedir que la Falange fuera más allá de lo que estaban dispuestos a consentir. La Junta llegaría a contar en 1943 con cerca de treinta generales. Las ideas antiintervencionistas se fortalecieron… con la entrega de fuertes sumas de dinero y un depósito adicional de diez millones de dólares, cantidad que los británicos depositaron en el Swiss Bank Corporation de Nueva York, y que sería hecha efectiva a medida que esos generales cumpliesen los acuerdos convenidos. La Junta Militar tuvo como cabezas de fila a Aranda, Kindelan, Orgaz y Queipo del Llano" (Antonio Marquina Barrio, España en la Política de Seguridad Occidental, 1939-1986, Ediciones Ejército, Madrid, 1986, p.38 y ss.) 

 Otro hecho decisivo que diferencia desde un comienzo al franquismo del nacionalsocialismo es la "cuestión judía". Franco no sólo es enormemente benevolente con los judíos desde el comienzo de la guerra civil. Su gobierno logra además proteger a numerosos judíos durante la segunda guerra mundial, otorgándoles la ciudadanía española sobre la base de que simplemente declararan, aunque fuese de manera muy oscura, su origen sefardí (Ver: Haim Avni, España, Franco y los judíos, Altalena, Madrid, 1982). La comparación entre el "atlantismo limitado" de la etapa franquista y el "atlantismo dependiente" de la etapa "democrática", en especial en lo referente al mundo árabe e Iberoamérica, no deja lugar a dudas sobre las diferencias entre una y otra. La política española del Foreign Office se inicia como un aspecto de la "política de apaciguamiento" de Chamberlain. En el orden interno británico, esa política tuvo su origen en un fuerte movimiento anticomunista protagonizado por importantes grupos muy ligados a la estructura del poder, que profesaban una ideología muy afín a la que posteriormente adoptarían las "fuerzas nacionales" en España.

La no intervención británica en la guerra civil significó de hecho una actitud de apoyo al gobierno de Burgos, presidido por el general Franco. Ese apoyo se consolida económicamente con la caída de Bilbao y la reanudación de una fuerte actividad de intercambio económico entre el gobierno nacional e Inglaterra.

Esa apertura comercial inglesa sería de la máxima importancia para el general Franco durante la guerra civil, pero sería aun más al finalizar ésta. Paralelamente, los servicios secretos británicos realizan un concienzudo trabajo entre grupos importantes de oficiales republicanos. Uno de los resultados más brillantes de este trabajo se materializaría luego, en 1939, en la actitud del coronel Casado, entregador de Madrid, que moriría en Londres, de viejo, en la década de los 70.

A partir de 1939, la estructura del comercio exterior español tiene un partner principal, la Gran Bretaña. Esta situación de mutua oxigenación no se interrumpe durante la II GM. Franco resiste todas las presiones alemanas, que eran increíblemente fuertes por razones obvias, a permitir la invasión de Gibraltar, que está a tiro de fusil del continente peninsular. El generalísimo sabía pagar sus deudas de honor. Y aunque más no sea por esta vez, Londres hace lo mismo una vez finalizado el conflicto.

El Foreign Office es el gran escudo protector del franquismo en la posguerra. Churchill tenía muy claro quién era el enemigo principal. El último gran servicio que rinde la diplomacia británica al franquismo es el de actuar de puente entre España y los Estados Unidos en la década de los años 50. El general Eisenhower llega a Madrid de la mano del Foreign Office. Lo que sigue es historia conocida.

Los acontecimientos que comienzan con Chamberlain y sus pactos de apaciguamiento con Italia y Alemania, basados en el profundo anticomunista del conservadurismo británico, tendrán una larga e importante consecuencia geopolítica y geoestretégica para España. La atlantización de España, bajo una forma dependiente y subalterna, en todo caso muy distinta a la España atlántica del siglo XVI, es una de las grandes improntas históricas que impone la herencia del franquismo. La otra es de orden interior y tiene relación con la "revolución blanca" que encauza el pasaje de un país agrario a una sociedad industrial con excedentes de producción. "

- Norberto Ceresole, la Falsificación de la Realidad.


Durante los primeros diez años de vigencia de los acuerdos ejecutivos del llamado ''Pacto de Madrid'', los norteamericanos instalaron en territorio español cuatro grandes bases militares, tres aéreas (Base Aérea de Morón, Base Aérea de Zaragoza y Base Aérea de Torrejón de Ardoz) y una naval (Base Naval de Rota). En ellas se instalaron cerca de 7.000 militares norteamericanos con sus familias.



Nosotros no decimos que Franco era reaccionario para seguir la falsa moda ''nacionalbolchevique'' y ''nacionalrevolucionaria'', sino porque así fue, y los mismos nacionalsocialistas alemanes lo dijeron:

“Nos hemos equivocado de bando en España. Habríamos hecho mejor apoyando a los republicanos. Ellos representan al pueblo. Siempre se hubiera podido convertir a esos socialistas en buenos nacionalsocialistas. Franco está rodeado de clérigos reaccionarios, aristócratas y ricachones, gente que no tiene nada que ver con nosotros, los nacionalsocialistas.”
- Adolf Hitler, conversación con Reinhard Spitzy, secretario personal de Ribbentrop en abril de 1938.

"Yo no hubiera intervenido en la revolución de España de no haber sido por el peligro rojo que amenazaba a Europa. El clero se hubiera tenido que exterminar."
Hitler le pidió a Franco bloquear el estrecho de Gibraltar, ofreciendo tropas alemanas para tomar el peñón (Operación Félix). Franco ofreció tomar él mismo Gibraltar


¿Pero por qué esta negación de un ''nacionalista'' como Franco a recuperar los territorios perdidos del Gibraltar además del que España recién salía de una guerra civil?

Se dice que Reino Unido desembolsó hasta 14 millones de dólares, equivalentes a unos 200 millones de dólares actuales (155 millones de euros) destinados tanto a militares pertenecientes al círculo de Francisco Franco como a armadores y a espías españoles sobornandolos con el objetivo de que España no entrara en la Segunda Guerra Mundial.

Los sobornos se enviaron desde una cuenta de un banco suizo en Nueva York a iniciativa del embajador británico en Madrid, Samuel Hoare, y fueron gestionados por el empresario español Juan March (judío), que había trabajado como agente doble británico durante la Primera Guerra Mundial.
El judío sefardita Juan March (amigo de ROTHSCHILD) fue también conocido por ser el ''banquero de Franco''.




En junio de 1940 Hoare demandó al Ministerio de Exteriores británico un primer pago de un millón de dólares "sin demora" (Foreign Office), al que instaba a hablar con el primer ministro, Winston Churchill, "si tienen alguna duda". "Sí, por supuesto", respondió Churchill en un telegrama escrito en tinta roja.  

A juicio de Hoare, la situación era "crítica", ya que la entrada de España en la guerra dependía -afrimaba- "de la rapidez de nuestra acción". "No puedo malgastar tiempo en explicar la posición con detalle", insistió en uno de los telegramas, preocupado por el peligro real de que España abandonara su neutralidad y decidiera entrar en la Segunda Guerra Mundial al lado de los nazis si no se enviaba el dinero.

Hoare aseguraba que con el dinero británico también se pudo detener a personas que conspiraban para persuadir a Franco de participar en la guerra al lado de los alemanes. Al fin y al cabo, logró convencer o los ministros británicos para que no tuvieran dudas respecto a la operación.  

La información desclasificada incluye además un mensaje confidencial del entonces ministro de Exteriores, lord Halifax, sobre posibles contactos con "guerrillas" en el caso de que España fuera invadida por Alemania. "Por favor, quema esta carta cuando la hayas leído", instó Halifax a Hoare, algo que evidentemente no sucedió. 


Más tarde, los agentes británicos hicieron contactos en Lisboa con republicanos españoles de la Allianza Democrática Española. El hecho que agentes británicos "contactaban con los 'rojos' con el objetivo de desatar una revolución" preocupaba tanto a Churchill, como al ministro de Economía de Guerra, Hugh Dalton, revelan los documentos.


Hitler explicó posteriormente a Mussolini que “no se pudo llegar más que a un proyecto de tratado después de una conversación de nueve horas”, porque Franco se reservaba absolutamente el derecho a fijar el día y la hora de su entrada en guerra. Fue entonces cuando pronunció la frase que daría la vuelta al mundo: “antes de volver a entrevistarme con él, preferiría arrancarme tres o cuatro muelas”.


"Franco es la típica gallina histérica. Cuando la ocasión le parece propicia y sabe que no corre peligro, eriza las plumas; pero, pasado el incidente, vuelve a mostrarse pusilánime y cobarde."
- Joseph Goebbels, (en "Diarios")
"Proclamo la personalidad de Franco como gregario entre los personajes comprendidos en Los Protocolos de los Sabios de Sión. Tanto en su formación, servicio incondicional, cuanto en el convenio de permanencia en el poder en beneficio de los más ocultos programas del GOBIERNO UNIVERSAL, Franco fue un instrumento voluntario de afinidad sanguínea al servicio de su raza, ya en la verticalidad triunfal hacia el imperio mesiánico cuya capital será la arcaica Imperial Toledo, aunque el imperio, como otrora lo fue, ahora no será hispano autóctono. Bueno, lo de hispano es un decir porque el Emperador de aquel Imperio, Carlos I, fue austroteutón y lo hispánico entonces sólo fue un cuño. ¿Patriota Franco? Sí y no o al revés, no y sí. Fue el más criminal de cuantos poderosos ha habido contra el español indígena y, por el contrario, el más fiel conservador, en tanto que judío sefardita consciente de serlo. En otras palabras: patriota para los judíos y Torquemada para el autóctono."


Ángel Alcázar de Velasco, falangista y ex espía de los nazis.


Ya el dictador Franco supo del concepto disidencia controlada porque tuvo a muy buenos maestros como los jesuitas que le aconsejaron cómo controlar al pueblo trabajador. Franco permitió el regreso de los jesuitas a España.

El jesuita padre Llanos era el confesor espiritual del dictador Franco y fue clave en la fundación del Partido Comunista de España y del sindicato Comisiones Obreras. Su propósito, controlar al proletariado, a la denominada clase obrera.

''Para facilitar la creación de esa nueva base se están alabando y aplaudiendo las medidas de "liberalización" y "democratización" del régimen español. Multitud de sefarditas vuelven a España, "¡su Patria!"...

Conocidos jefes como Label A. Katz, de la B´nai B´rith, empezaron a visitar España y a pedir audiencias particulares a Franco.

Parece que los españoles todavía no se han dado cuenta de esta nueva táctica . A los "gestos amigables" de estos visitantes, Franco contestó con una disminución del control de las actividades judías y masónicas en España, y cierto desplazamiento hacia la "democracia", observando una tendencia de aislamiento de los elementos nacional-tradicionalistas de la Falange, y se abre el camino a elementos "progresistas".

Eso puede ser el principio del fin del régimen nacionalista español. Parece que Franco quiere dejar a su país allí a donde lo llevó la "democracia" entre 1930-1933. La monarquía constitucional que quiere restablecer no es una solución y llevará España de nuevo a la situación de 1936.

La nueva "amistad" hispano-hebraica da frutos cada vez más "interesantes". Por ejemplo, en 1964 Franco ordenó que el gobierno español "preste alos judíos documentos y otras cosas de orifen sefardita que se quedaron en España después de la expulsión de los israelitas en 1492, para que éstos organicen una "exposición" en Norteamérica. En las principales ciudades de España están apareciendo sinagogas y los sefarditas que regresan a su Sefard reciben la ciudadanía española.

El 18 de enero de 1965 recibió Franco en audiencia oficial en el Palacio de El Pardo a los principales representantes de la comunidad hebraica de España, encabezada por los de Barcelona y Madrid, y eso con el propósito de discutir la reorganización oficial del judaísmo español. Parece que Franco y los español olvidaron no sólo todo lo que España hubo de padecer durante su historia, sino incluso lo que pasó durante la guerra civil de 1936-1939, cuando cayeron víctimas de la conspiración un millón de españoles.

Esa extraña "democratización" o "liberalización" del régimen de Franco levó en los últimos años también a una presión cada vez mayor, si no persecución, contra los refugiados anticomunistas de varios países, refugiados que habían encontrado asilo en España así como la libertad de continuar sus actividades patrióticas. En los últimos tiempos esos refugiados fueron sometidos a control cada vez más estricto de las autoridades locales o se les pidió cesar sus actividades políticas.

Lo mismo de extrañas son las relaciones comerciales y los contactos hasta ahora extraoficiales, entre la España de Franco y los regímenes comunistas de los países de Europa Oriental e incluso con el régimen del barbudo rojo Castro de Cuba, España está construyendo buques para la Cuba roja y además manteniendo toda clase de relaciones comerciales, línea aérea, etc.´

Estados Unidos, el principal aliado de la España franquista, lo único que le molestaba fue la relación de España con Cuba, ya que Franco y Fidel Castro se admiraban mutuamente.

Marcelino Oreja (v. su Memoria y esperanza. Relatos de una vida), que entonces estaba destinado en el gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, recibió la noticia de madrugada y se trasladó al domicilio de su jefe para comunicársela. Éste, que era otro vasco, el bilbaíno Fernando María Castilla, telefoneó a Franco.

El general le escuchó pacientemente, y al final, sin ningún otro comentario, se limitó a decir a Castiella: "No romper con Cuba. Le veré esta tarde en el Consejo de Ministros". Y colgó.
 
 El periodista Aznárez añadió en su reportaje que Franco "nunca premió al impetuoso embajador ni su estrafalaria defensa de los intereses españoles". Sin embargo, la verdad histórica prueba que en esa misma década Lojendio desempeñó las embajadas de Suiza, Italia y la Santa Sede.

En los años siguientes, las relaciones entre ambos países se mantuvieron al nivel de primer secretario de embajada, pero Madrid no rompió las relaciones comerciales con La Habana, pese a las presiones de EEUU y pese a las confiscaciones que sufrió la colonia española.

El aumento del comercio bilateral condujo a la renovación en 1971 del acuerdo comercial que se había firmado en 1959, instaurado ya el castrismo. Además, en 1975, regresaron los respectivos embajadores.

Con motivo de la muerte de Franco, Castro decretó tres días de luto, que trató que pasasen inadvertidos, pero un periodista de la agencia EFE, Francisco Rubiales, dio la noticia.
 
 Al amanecer del día 21 suena el teléfono y es el embajador de España, Enrique Suárez de Puga, que me comunica la noticia: "Paco: Cuba decreta tres días de duelo oficial por la muerte de Franco". "No me lo creo, embajador; debe ser una broma". "Estoy hablando en serio. Tengo aquí delante el decreto oficial, firmado por el presidente Oswaldo Dorticós". "Lo siento, embajador, pero tengo que verlo con mis propios ojos". “Vente para la embajada”.

Regresé a mi casa y envié la noticia URGENTE a EFE, que la rebotó de inmediato por todos sus canales. Días después pude poner en pie toda la historia: Cuba decretó duelo oficial, pero quiso mantener esa comunicación en niveles privados para quedar bien con España y, al mismo tiempo, evitar un escándalo internacional. Nadie había previsto que un periodista lanzara la noticia.

Mientras en el franquismo se promovía todo tipo de cultura no-europea como los gitanos o las salvajadas de la tauromaquia. La verdadera música europeísta y pangermánica estaba totalmente vigilada y casi que prohibida (para evitarse el régimen caer en acusaciones de "nazi-fascista").
Fuente; "Cultura oficial e ideología en la Asturias franquista: el I.D.E.A."

Por último, Franco nombró  a un sátrapa como sucesor; estamos hablando del masón  Juan Carlos I,  uno de los responsables de la aplicación de las leyes de extranjería que abrieron las fronteras de España a la entrada de no blancos, y también de leyes abortistas. Se lo puede considerar, por tanto, cómplice del genocidio blanco en España.

por último le dejamos una frase atribuida a Adolf Hitler:

"Franco, evidentemente, consideraba que su intervención valía un precio elevado. Sin embargo, pienso que, a despecho del sabotaje sistemático de su cuñado jesuítico, hubiese aceptado acompañarnos en nuestra empresa en condiciones razonables: la promesa de algún pedacito de Francia para la satisfacción de su orgullo, y un trozo substancial de Argelia para el interés material:

Pero como España no podía aportarnos nada tangible, he juzgado que su intervención directa en el conflicto no era deseable. Por supuesto que ello nos hubiera permitido ocupar Gibraltar. Pero, por otra parte, constituía la certeza de añadirnos kilómetros de costas que defender sobre el Atlántico, desde San Sebastián hasta Cádiz. Y, suplementariamente, con esta consecuencia posible: la renovación de la guerra civil, suscitada por los ingleses. En esa forma, nos hubiésemos encontrado ligados a la vida y a la muerte de un régimen que, menos que nunca, goza de mi simpatía, ¡un régimen de acaparadores capitalistas maniobrados por la clerigalla! No le puedo perdonar a Franco el no haber sabido, en cuanto terminó la guerra civil, reconciliar a los españoles, el haber hecho a un lado a los falangistas, a quienes España debe la ayuda que le hemos prestado, y el haber tratado como a bandidos a los antiguos adversarios que estaban muy lejos de ser rojos todos. No es ninguna solución el poner fuera de la ley a la mitad de un país , mientras que una minoría de salteadores se enriquece a costa de todos . . . con la bendición del clero. Estoy seguro de que entre los presuntos rojos españoles había muy pocos comunistas. A nosotros nos han engañado, porque jamás hubiese yo aceptado, sabiendo de qué se trataba en realidad, que nuestros aviones sirvieran para aplastar a pobres muertos de hambre, y para restablecer en sus privilegios horribles a los curas españoles".

FUENTES

Nacionalsocialismo antifranquista


Franciso Franco un Judio infiltrado mas 


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