martes, 13 de diciembre de 2016

El dominio Sionista de Occidente, ingeniería social a gran escala

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La existencia de la sociedad tal como la conocemos actualmente no es un evento al azar de la naturaleza ni nada por el estilo. La sociedad de hoy es un reflejo directo de los planes gigantescos de ingeniería social que se pusieron en marcha progresivamente y contra las comunidades. A nivel mundial, la gente pasó de ser independiente y auto suficiente a convertirse en ovejas dependientes de los gobiernos, que a su vez son controlados por las grandes corporaciones de la familia Rothschild, para que el Estado les proporcione todo lo necesario para sobrevivir. Ese era el plan desde el principio. Ahora, las personas están a merced de las grandes entidades financieras multinacionales sionistas – principalmente bancos – que las convirtieron en esclavas mediante el uso de agencias gubernamentales para imponer sus políticas. Pero no se detiene allí. Para colmo de males, las masas creen que en realidad son libres y que tienen opciones, en lugar de verse como el ganado que son, que es lo que la realidad demuestra.

Durante muchas décadas, este fenómeno fue ampliamente desconocido por la mayoría de la gente dependiente del sistema. Pero después que las élites detrás de la ingeniería social se hicieron más arrogantes de lo habitual y empezaron a hablar abiertamente sobre sus planes, una minoría de personas se enteró de ello. Hoy en día, una minoría más grande está bien informada sobre los planes de la élite sionista, pero las masas siguen siendo ignorantes o simplemente los niegan. La principal causa de esta negativa es el hecho de que las masas están compuestas por personas que por décadas y décadas se beneficiaron de las grandes políticas sionistas explícitas u ocultas, que son herramientas para que la gente se "enganche a la droga".

Como muchos ya saben, salir de una adicción es muy difícil, especialmente cuando este tipo de adicción es todo lo conocido. Intente pedirle a una persona sin hogar que deje de inhalar pegamento de zapatos para calmar su hambre, sin mostrarle a cambio una comida caliente. Esto es un reflejo exacto. Por supuesto, hay los que prefieren la dependencia y la esclavitud a la independencia y el auto gobierno. Esas son las sociedades en las que la mayoría de las personas, independientemente de sus ingresos bajos y las condiciones miserables en que viven, se conforman con seguir viviendo en barrios marginales y recibiendo la ayuda miserable que sus gobiernos les proporcionan, como si esa fuera la forma en que las cosas deben ser.

Un claro ejemplo de este tipo de sociedades es Argentina, donde las personas apoyan dictadores o candidatos que les aseguren que sus cheques de beneficencia estatal, en lugar de crear las condiciones de mercado adecuadas para que ellos se desarrollen y liberen de la suciedad en que viven.

Pero, ¿cómo gestionaron los tecnócratas sus planes para controlar a todos?

Siempre lograron mantener el control. Siempre poseyeron el dinero, los recursos, los políticos, los gobiernos; y por ende los pueblos del mundo. Trabajaron primero para tomar el control de las regiones más pobres y devastadas del mundo con el patrocinio de sus gobiernos corruptos, con programas financiados por las corporaciones destinados a mantener a miles de millones de personas bajo sus botas. Después de establecer raíces allí, tuvieron éxito en la aplicación de sus políticas de control centralizados en los países en desarrollo, como Argentina en los años 90, desviando su camino hacia el desarrollo y en la mayoría de los casos deteniéndolos completamente. Su éxito en los países pobres fue aprovechado para imponer programas en los países en desarrollo, lo que hicieron en los últimos 50-100 años. Con un paso firme en la mayor parte del planeta, los sionistas Rothschild llevaron su sistema a las naciones más sofisticadas, el mundo desarrollado, que habían apoyado sus planes con el fin de legitimar sus maniobras de colonización y conquista.

Allí es donde estamos ahora. En la actualidad, los países que tenían un gran potencial para convertirse en naciones desarrolladas, así como en los industrializados, sufren las consecuencias de abrir la puerta a los controladores que antes tiraban los hilos desde el exterior. El éxito del sionismo radica en su capacidad de convencer, penalizar o sobornar voluntades. Para que las sanciones y los sobornos funcionaran, el imperio bancario Rothschild tuvo que crear un sistema de control y legitimación externa que pudiese imponer sus políticas a las naciones soberanas a fin de que pudieran ser atacadas, invadidas y destruidas para luego ser absorbidas. A partir de estos planes es de donde surgieron organizaciones como la Liga de las Naciones, las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Mundial del Comercio, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la Unión Europea, la Unión Africana, la Unión de América del Norte, el Mercosur, el G-20, el G-8, y así sucesivamente. Estas entidades fueron creadas por los Rothschild y sus cómplices menores tecnócratas como los Rockefeller, Morgan Chase, Goldman Sachs, y son apoyadas por las personas que fueron sobornadas o convencidas para unirse a su sistema. Estos individuos se infiltraron en todos los estratos de la sociedad, desde la educación, el mundo académico, la religión, las finanzas, la comunidad científica, los organismos gubernamentales y por supuesto los que trabajan para las grandes corporaciones.

A fin de evitar cuestionamientos, los Rothschild también crearon las fundaciones y organizaciones filantrópicas que financiaron y controlaron muchos de sus planes, y que les ayudaron a poner en práctica sus políticas, siempre en aras del “bien común”. Esta forma colectivista de pensar es quizás la herramienta más exitosa para convencer a las masas que era mejor pensar en forma colectiva; de robarle al rico para ayudar al pobre. Luego vino el término justicia social, que funcionó como otro gancho para atraer a más seguidores debido a su origen colectivista. La mayoría de la gente cambió su manera de ver el mundo. En lugar de apoyar los derechos y libertades individuales, se convirtieron en animadores de los grandes gobiernos para decidir lo mejor para ellos y sus compañeros. Esto marcó la aparición de un gobierno centralizado en los planos local, estatal y nacional y la creación de leyes y políticas que dieron el control del gobierno sobre los derechos individuales y responsabilidades, tales como la propiedad privada, la seguridad, la disponibilidad de alimentos, la libertad de expresión, la salud y otros. Una entidad central súbitamente “sabía mejor” cómo administrar los recursos locales que las propias personas. El poder del pueblo se redujo ya que los gobiernos grandes crecieron fuera de control y detrás de ellos, los Rothschild acumularon más poder justo en frente de las masas desprevenidas. El Estado Benefactor, el Estado socialista, el Estado comunista – todas creaciones sionistas (capitalismo extremo) – estaban en las puertas esperando para tomar el relevo. Con el fin de imponer estos sistemas de gobierno luego se crearon conflictos entre los países con ataques secretos desestabilizadores o se puso en práctica el dialecto hegeliano de Problema, Reacción, Solución.

Cuando las naciones soberanas resistieron los ataques de los sionistas a través de sus organizaciones supranacionales o de sus gobiernos controlados por las corporaciones, estos por lo general utilizaron la fuerza militar respaldado por informaciones falsas o eventos falsos para invadir a las naciones “para democratizar” y “traer la paz” . Estas acciones militares eran y siguen siendo apoyadas por amenazas falsas (falsa bandera) o por los abusos cometidos por los dictadores que fueron puestos en el poder por los propios sionistas. De esta manera, los tecnócratas lograron consolidarse en el poder por otros gobiernos o el control de los gobiernos títeres, para robar a las naciones de sus recursos naturales. Todas las riquezas del planeta pasaron a ser propiedad de las corporaciones de la familia Rothschild que invaden las antiguas naciones independientes a instancias de los gobiernos títeres justo después que las guerras terminan. La consecuencia de sus exitosas campañas de conquista económica, política y militar fue el fin de los estados-nación, que fue uno de los principales objetivos de los sionistas cuando comenzaron sus cruzadas décadas y décadas atrás. El éxito adicional del imperio bancario fue impulsado por sus bien establecidos movimientos de oposición controlada – Foro Económico Mundial, Foro Social Mundial – en los que participan líderes comunales con el fin de estafar a la gente haciéndoles creer que sus representantes en realidad podrían hacer una diferencia al unirse a movimientos financiados por las propias corporaciones. Pero ¿cómo podían ayudar a luchar contra aquellos que consideraban su oposición cuando las mismas fuerzas estaban a la cabeza de estos “movimientos alternativos”? No pudieron.

El último clavo en el ataúd a favor de los sionistas fue comprar los medios de comunicación y realizar campañas orquestadas para apaciguar a las grandes masas, que buscaron como culpar al capitalismo de la actual depresión económica mundial. Esta campaña no es nueva. Los Rothschild, a través de sus operaciones económicas, financieras y medios de comunicación dejaron muy claro que su plan fue siempre construir la sociedad a fin de extraer las riquezas para que más adelante pudieran destruir de una vez por todas la economía mundial y con ello la sociedad occidental. En este momento, los sionistas están devorando a países como Grecia (crisis bancaria), España (Monsanto, crisis bancaria), Portugal (Monsanto, crisis bancaria) y otros países en Europa (crisis bancaria), después de haber tomado el control con éxito de EE.UU., México, Canadá, la mayor parte del Medio Oriente, Oceanía y gran parte de África a través de sus gobiernos y presidentes títeres. Resta ver si los pueblos del mundo, la minoría informada que cada día se hace más grande, hará lo que las minorías siempre hicieron a lo largo de la historia: salvar a la mayoría ignorante, así como a sí mismos de la élite tecnócrata que está muy cerca de terminar sus esperados planes para destruir el mundo tal como lo conocemos.

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