martes, 13 de diciembre de 2016

La moral del combatiente NS, del Breviario NS


Si se uniforma a un hombre y se dan armas a su mano, con ello aún no se transforma en soldado. Al contrario, uno que quizás sólo tiene a mano un garrote o ni siquiera éste, puede muy bien ser soldado. La condición del soldado es, por ende, no tanto un asunto exterior como la predisposición y actitudes internas. 
La moral del soldado, por lo tanto, no depende del arma. Soldado puede ser sólo el que se empeña totalmente por una causa reconocida por él como buena.
Empeño total de su persona, de todas las posesiones y pertenencias es la condición previa, primera y esencial, para la verdadera condición de soldado.
Con ello todo el que se entrega totalmente ya encarna un modo de ser milicia. Hablamos por eso también de soldados del trabajo, soldados del día común.
El minero que desciende a la profundidad preñada de amenazas, el marino que guía su barco a través del oleaje siniestramente amenazador, el aviador que pilotea su máquina a través de nubes y viento, ellos son soldados.
El soldado es un enemigo jurado de toda medianía. Desde el más profundo conocimiento vive según la palabra del poeta: “la libertad y el reino de los cielos no los ganan los mediocres". El soldado odia todo lo que oscila y tambalea, conoce sólo un claro O lo uno, O lo otro, un Si o No. Nada le repugna tanto como el mezquino "a medias".
El soldado desprecia la frase altisonante, multifacética, lo mismo que la tibieza y todo alarde y vanagloria. Con justificada desconfianza ve detrás de estas cosas bostezante vacío y oquedad.
El soldado mira con desprecio a los que hacen negocios, que fríos hasta el corazón sólo conocen una meta: llenar sus cuentas bancarias a costa de un pueblo que defiende lo más sagrado con millones de sacrificios de sangre.
Literatos judaizados acuñaron la vergonzosa expresión del "campo del deshonor", y falsificaron la consigna de Pidder Lüngs "antes muerto que esclavo" en "antes tres veces esclavo que muerto".
El soldado no ama la muerte, pero tampoco la teme. Siempre la prefiere a la servidumbre. Morir no será fácil, pero la esclavitud a través de las generaciones es morir mil veces.
El soldado es la encarnación de la palabra del poeta:
“¡Y si no empeñáis la vida, nunca os ganaréis la vida! "
La condición de soldado no tiene nada en común con el militarismo. Si la primera está sostenida por la voluntad moral de un pueblo, el militarismo dirige sus cañones hacia afuera y se complace en el fragoroso tanque de acero.
Y ha sido el espíritu guerrero Nacionalsocialista , que constituye un ejemplo para su pueblo, quién salvó el honor de Alemania del pantano liberalmarxista.

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