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viernes, 22 de septiembre de 2017
¿EL PROBLEMA CATALAN?
Si hay un tema que haya sufrido todo tipo de ataques ideológicos, de intentos de eliminarlo o desprestigiarlo, ha sido sin duda el nacionalismo.
Todos comprendemos que no es posible aceptar por más tiempo los principios nacionalistas decimonónicos, basados en un concepto Nacional autárquico, fronterizo, chauvinista y apoyado por una economía de aranceles proteccionistas de la burguesía nacional.
Los enormes, inmensos, esfuerzos igualitaristas de la democracia liberal por difamar la identidad nacional y quitarle importancia, las brutalidades sin fin del comunismo en intentar extirpar los problemas nacionales a base de deportaciones masivas y el invento de nuevas fronteras absurdas, aparte de su propaganda del internacionalismo absoluto, todo ha sido en vano.
En cuanto se deja una oportunidad, los conflictos nacionalistas resurgen como moscas. Es más, curiosamente mientras las poblaciones de los paises ex-comunistas no se han sublevado aun por la miseria económica y la explotación de la que son objeto por parte del capitalismo salvaje implantado en estos paises, en cambio se han lanzado con las armas a guerras brutales por cuestiones de fronteras nacionales.
En España la población soporta mucho mejor las corrupciones masivas de toda la clase política, el paro del 20%, la falta de futuro de la juventud, el progreso de la droga, la decadencia de todo principio ético, la destrucción ecológica y el dominio del FMI y sus banqueros, todo se 'comenta' en la calle pero con sosegada paciencia... excepto si se habla del 'problema' catalán o vasco.
Hemos de entender de donde sale esa 'vitalidad' del problema nacional, ese apasionamiento por las fronteras, que sobrepasa con mucho cualquier otro tema de interés popular.
El nacionalismo es una doctrina trasnochada, si nos atenemos a sus fundamentos ideológicos. Hoy en día parece claro que la defensa de 'lo que hay dentro de unas fronteras' como lo UNICO importante, de forma absoluta, es una estupidez crónica. Y no digamos el intento de realizar el 'destino universal' de ese trocito de frontera a costa de cualquier otro 'trocito de frontera' que se nos ponga por en medio.
Pero es que el 'nacionalismo' es actualmente una capa que cubre algo mucho más profundo, LA IDENTIDAD, la propia conciencia cultural y de pueblo.
La capa externa es impresentable pero el contenido está en la propia raiz de la gente, y por ello es imposible eliminarla por más utopías que se pongan.
Establecer claramente esta distinción entre nacionalismo político e identidad popular, y aplicar los medios políticos según esa división es lo único que puede llevar a solucionar los problemas 'nacionales'.
Hay que definir y aceptar claramente que el nacionalismo es una opción del pasado basada en una autarquía económica montada por las burguesías locales.
Hay que definir claramente que hoy en día sólo es posible hablar de 'destinos históricos' posibles y realistas en base a consideraciones geopolíticas de otro nivel al 'nacional', por ejemplo mediante Europa.
Pero a la vez hay que definir que la Identidad popular, su base cultural, humana, su forma de ser ,su entorno territorial y vital, es algo de tal forma unido al Hombre que es anti-natural, empobrecedor, y por tanto indecente, pretender eliminarlo o uniformizarlo.
Si entendemos esta base podemos abordar el llamado 'problema catalán'.
La base del problema está en que catalanistas o españolistas, ambos, están aun en la fase del 'nacionalismo', siguen con la 'capa', sin entender su contenido.
Los catalanistas separatistas políticos siguen con la idea subyacente de 'crear' una nueva 'nacionalidad', una frontera al fin. Los más moderados no son independentistas por realismo, por no ver posibilidades reales de independencia y por lógica económica y política, pero su mentalidad sigue siendo la del nacionalista, sólo que resignado a la realidad.
Pero es que los españolistas hacen lo mismo, siguen defendiendo la idea de una España 'nacionalista', que 'tiene derecho de conquista' sobre sus 'regiones'. Cada avance autonómico se acepta por presión, con la idea de que sea el 'último' y de esa forma lograr mantener la 'unidad nacional' por fin indiscutible.
Y ambos en el fondo mantienen las dosis de economicismo proteccionista existentes en todo nacionalismo.
Los catalanistas sueñan con los impuestos 'que se van a España' y los españolistas con la idea de que los catalanes sólo quieren aprovecharse del mercado español pero no contribuir en nada más.
Desde luego estamos hablando a nivel popular. Los políticos son otra cosa. Seguramente se rien de todo, y sólo les interesa el mundialismo económico, el capitalismo global.
Esta situación se repite de igual forma , exactamente de la misma, entre los paises europeos que intentan crear la 'unidad europea'. Mientras los políticos 'europeistas' en realidad son mundialistas, no europeistas, las gentes de cada nación están aun lejos de perder el nacionalismo particular, el egoismo nacional más bien.
Este círculo de inconsecuencias no puede romperse sin aceptar el contenido de la capa nacional: la identidad y la raíz popular y cultural del nacionalismo, rechazando en cambio su cubertura política: el nacionalismo.
Si en una escuela manchega se pusiera en un examen de Literatura un análisis de la poesía de Mosen Verdaguer, seguramente habría una revuelta popular. ¿Como se les va a pedir un análisis de poesías en catalán?. Pero si siguieramos la lógica del españolismo, ¿no es Verdaguer un poeta español?, por tanto debería ser estudiado igual que lo es Calderón.
No es así, y no me extraña. Porque la cultura es del pueblo, no de las fronteras.
Por contra si el gobierno autónomo catalán mantiene su política de exigir la rotulación pública en catalán, nos podríamos encontrar con la jocosidad de que los rótulos de la Feria de Abril de Barberá del Vallés, organizada por las entidades andaluzas en Cataluña, debieran ponerse en catalán, cosa realmente atentatoria contra la cultura y entidad andaluza que allí se expresa.
Todos estos y otros muchos temas SOLO pueden solucionarse en base a un sentimiento de unidad en la diversidad. Y ese sentimiento SOLO puede darse si previamente se ha extirpado del sentimiento popular la idea del nacionalismo chauvinista y fronterizo.
El día que un catalán no vea en Madrid un intento de dominio cultural o administrativo, y el día que el madrileño no vea en Catalunya el intento de crear fronteras y editar minipasaportes de risa, el día en que ambos sepan que existe una Unidad política europea que les une y en la que se encuentran a gusto, por, necesidad pero a la vez por deseo, por ilusión de futuro, ese día no habrá ya nacionalismos chauvinistas.
El discurso del nacionalismo vasco o catalán es actualmente tan pequeño-burgués como el del centralismo españolista. Ambos parten de una 'independencia' nacional sin destino ni ilusión posible. Ni España ni el país Vasco pueden actualmente decir nada en el futuro destino histórico de sus pueblos, ni generar ilusión por una labor política de envergadura. Sólo Europa puede hacerlo.
El Estado Europeo debe entender que la identidad popular, su cultura, su forma de ser, debe ser respetada completamente. Todo aquello que no sea 'nacionalismo político', o sea egosimo nacional, sino que sea identidad, administración, cultura, lengua, forma de ser, etc debe quedar en manos de cada pueblo, de cada identidad popular.
EL TEMA CATALAN DENTRO DE UNA CONCEPCION NACIONALISTA DE ESPAÑA
Evidentemente lo dicho anteriormente exige un esfuerzo de comprensión que muchas veces excede la capacidad de los 'nacionalistas españoles'. Y por otra parte como la política es el arte de lo Posible, hay que contar con la necesidad de convencer y convivir con el nacionalismo español, que tardará tiempo en convertirse en Europeo.
Desde una óptica nacionalista, los sentimientos y las posiciones viscerales son desgraciadamente las que predominan. La absoluta mayoría de los panfletos o revistas que intentan atraer el voto nacionalista español son agresivas, aunque se rodeen aveces de alabanza oficiales a Cataluña (como parte de España), al catalán, a su idea de nación y de comunidad. El centro del problema es que el nacionalismo español no logra hacer atractivo su proyecto de España al catalán (ni al vasco).
La principal razón es que el proyecto nacional español actual está basado en el jacobismo más absoluto, y en el concepto borbónico de España. Curiosamente los Borbones y los Jacobinos (sus guillotinadores) eran iguales en su concepción centralista e igualitaria del Estado (aunque por motivos distintos: los jacobinos por ideología igualitaria, los borbones por sentido de poder y comodidad). El fascismo toma su concepción del Estado y de la Nación de esas fuentes y le añade el concepto de Destino Histórico común, que se ha ido convirtiendo en minidestino a medida de que los entornos geopolíticos lo han obligado así.
A todo esto hay que añadir que el nacionalismo moderno está sustentado además en la autarquía económica miniburguesa, o sea en una concepción económica de proteccionismo capitalista a nivel de territorio. Las posibilidades autárquicas y proteccionistas que ofrece el concepto de 'frontera' es la base del sistema 'nacional' economicista que ha sustentado las ideologías 'nacionalistas'.
'España es una realidad desde hace 500 años' nos dicen.... NO ES CIERTO: 'Las Españas son una realidad desde hace 500 años'. Hasta hace unos 250 años las monedas del Rey decían: 'Rey de LAS ESPAÑAS'. Hasta el decreto de Nueva Planta del Borbón, y aun más con la política supercentralista y represiva de Carlos III y de Isabel II, los Fueros eran la base de las Españas. El carlismo fundó su proyecto nacional bajo los Fueros, y por ello atrajo una enorme simpatía entre los catalanes, que apoyaron hasta el final a los carlistas.
Este es el centro del tema: si no se recupera un Proyecto Español Foral, basado en una mentalidad plural y diferencial, no se logrará jamás la aceptación del proyecto jacobino y borbón de una parte importante del pueblo catalán.
Desde luego se tendrá el voto del inmigrante españolista en Cataluña, incluso de una parte pequeña de catalanes, pero nunca de la mayoría central del pueblo.
El Proyecto Foral es el único paso viable desde una óptica nacionalista para atraer la voluntad y las ganas de sentirse españoles para los catalanes. Eso o lo dicho anteriormente: un proyecto basado en Europa y en un Destino Histórico realmente atractivo, únicamente posible dentro de un contexto europeo.
El proyecto Foral es un proyecto 'fuera del tiempo', o sea inadecuado al momento histórico, pero viable dentro de lo que podríamos llamar 'marco nacionalista'. Me explico mejor: SI es necesario mantener el concepto nacionalista español, si no podemos superarlo y abandonarlo por un 'nacionalismo' con auténtico destino histórico, por un 'nacionalismo' de Proyecto Político realista y atractivo, sólo asumible desde una óptica geopolítica realista, o sea europeista en nuestro caso, Si queremos mantener el discurso 'nacionalista español', entonces al menos que éste sea algo más inteligente que el actual, entonces al menos que sea foral.
Un entorno foral implica un 'derecho' de los territorios forados a sus propias leyes y estructuras, lenguas y culturas, dentro de un proyecto común 'superior'. Ese proyecto común no es nunca imperialista ni 'ocupacionista', sino foralista, o sea respetuoso en extremo con los fueros y las costumbres, con las diversidades nacionales que integran el proyecto común.
Los fueros no son autonomías sino derechos históricos, propios de un pueblo, basados en su derecho nacional histórico, y no en una 'ley' o 'cesión de competencias'. El Fuero es un derecho superior al rey, superior a la unión misma, superior a los deseos o utilidades del centralismo o del gobierno central. Es el proyecto de 'las Españas' frente a la machacona insistencia del PP y demás fachas actuales de recalcar la Obligación de los catalanes o vascos en 'ser' españoles como los demás, incluida lengua y leyes. Los fueros han sido progresivamente eliminados en aras de la igualdad, y del dominio del todo por parte del centro (centro de poder, no geográfico).
EL NACIONALISMO EN EL FUTURO
Los Fueros son un paño caliente que haría soportable el nacionalismo, pero sabemos que la solución es la operación final: El nacionalismo demoburgués debe ser eliminado, y debemos rediseñar el concepto 'nacionalista'.
Las étnicas, las lenguas y los pueblos forman un entretegido diferencialista que debe respetarse a todos los niveles. Pero esta base NO puede basar un Proyecto Político de futuro por el que valga la pena luchar, no puede ser más que la base, sobre la que edificar ese nuevo proyecto.
El Proyecto Político e histórico ,el Destino en lo Universal, está hoy en día ligado a dos condicionantes: realismo y geopolítica. Un proyecto geopolíticamente posible y a la vez real, eficaz y atractivo.
Este proyecto ahora y aquí se llama Europa, como vía de alternativa para destruir el mundo demoliberal, el poder americano-sionista, y crear un centro de poder distinto, con valores distintos, culturales y espirituales, una alternativa al Sistema mundialista y economicista actual. Este es el Proyecto y el Destino que generaría un nuevo nacionalismo llamado Europa.
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