miércoles, 15 de noviembre de 2017

LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA NACIONALSOCIALISTA extraido de doctrina NS




LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA NACIONALSOCIALISTA

En el artículo “Qué hacer para triunfar – Análisis de las opciones existentes”, señalaba la inutilidad e inconveniencia de una serie de alternativas que generalmente adoptan los simpatizantes y militantes nacionalsocialistas. se pronunciaba por el camino de la acción revolucionaria, sin llegar a definir claramente en qué consiste la misma. Esa será la tarea que asumiremos aquí. 

1. Concepto nacionalsocialista de revolución.  Para el Nacionalsocialismo, revolución no significa necesariamente, la sucesión de hechos más o menos violentos. Por el contrario, si algo fue la revolución nacionalsocialista alemana, comparada con la inglesa, americana, francesa o soviética, es incruenta. Para nosotros revolución significa causar la muerte de una época y ser protagonistas del nacimiento de otra. Tampoco buscamos constituirnos simplemente un una opción circunstancial de alternancia de poder. Eso es lo que buscan los partidos del Sistema. Aguardan turno para ocupar los cargos del Estado, beneficiarse de los mismos mediante su administración y pasado un tiempo, a su vez ser sustituidos por otro, hasta que les llegue el turno nuevamente. Un “gatopardismo” donde se simula que algo cambia para que en realidad nada lo haga. Nosotros al definirnos como nacionalsocialistas, queremos operar una sustitución total de valores, como resultado del derrumbe del antiguo orden y la erección de uno nuevo. Nuestra lucha es por el logro de una transformación espiritual que aplique las leyes de la Naturaleza al orden político y social. Al ser nacionalsocialistas, hemos optado por defender nuestra herencia biológica. No luchamos por mantener por ejemplo, la propiedad privada, la cultura “occidental y cristiana”, o el decadente orden imperante. Mucho menos luchamos por los intereses burgueses o proletarios. Tampoco por un concepto de “patria”, que hoy por hoy nos es ajeno, al transformarse los Estados que lo sustentan, en instrumentos de la más grande degradación racial y espiritual desde la decadencia de Roma. No luchamos para restaurar viejas épocas. Sabemos que eso es imposible. Luchamos para construir un futuro totalmente nuevo sobre las ruinas del mundo depravado de hoy. Luchamos por un concepto racial de la vida, de la sociedad y de la historia, en defensa de nuestra raza blanca-aria-indoeuropea. Cualquier claudicación al respecto es una acción contra revolucionaria. Todo nuestro desarrollo ideológico posterior, la lucha contra la servidumbre de la usura, la lucha por el bien común, etc, tiene sentido si lo hacemos dentro de un Estado Racial y fundamentados en un idealismo de la sangre, ¿Qué engrandecimiento podemos lograr si el pueblo se transforma en una mescolanza de sangres infectas?. ¿Acaso buscamos gobernar una sociedad negroide, mulata o indígena? Esta es la respuesta a lo que debe significar para un nacionalsocialista el término revolución y hacia donde debe estar encaminada la acción revolucionaria. 

2, Elementos constitutivos de la acción revolucionaria nacionalsocialista  Existen dos elementos que son la base de la acción revolucionaria nacionalsocialista. Su carencia o su ruptura supone que se ha dejado de ser tanto revolucionario, como nacionalsocialista. 

A – actuar moralmente íntegro. ¿A qué nos referimos con un actuar moralmente integro? Obviamente no a la moral burguesa o proletaria. Mucho menos a la moral postmoderna. Nos referimos a la moral heroica. Ella constituye un imperativo que nos obliga a defender nuestra verdad frente a todas las circunstancias y sin claudicaciones. Implica por tanto la lealtad más férrea a los principios rectores del ideal nacionalsocialista. Los mismos no pueden ser negociados en virtud de excusas “estratégicas”, “realistas” o “circusntanciales”. Si así lo hacemos nos convertimos en contra revolucionarios. Por ello, la base de nuestra praxis revolucionaria radica en no adaptarnos a los imperativos del pueblo, a las modas o a los valores del Sistema, sino imponerle los nuestros. Si con ello somos impopulares, pues mala suerte. No luchamos para ganar un concurso de popularidad, sino para tomar el poder. 

B – Una lealtad correctamente dirigida. Este es un punto sumamente álgido. Pero es imprescindible afrontarlo, a riesgo de terminar sirviendo intereses totalmente contrarios a los nuestros. Todo revolucionario nacionalsocialista debe tomar conciencia que su lealtad personal no puede y no debe estar dirigida hacia el Estado del cual es ciudadano, pues el mismo es su enemigo.. Pero las circunstancias eran otras. Hoy las patrias se han extinguido, ahogadas en una internacionalización judaizada. Repito, a riesgo de ser tedioso: luchamos por un nuevo orden, no por restaurar uno antiguo. Nuestra lealtad debe estar dirigida hacia nuestra raza. El patriotismo romántico y decimonónico está periclitado. Lo hundieron en 1945. Nada podemos hacer nosotros para resucitarlo. En cambio, si podemos hoy erigirnos en defensores de nuestra sangre. La prueba más clara de que esto es así, la encontramos en la profunda camaradería que sentimos por nuestros correligionarios de otras latitudes, camaradería que nos une a ellos con más fuerza, que a nuestros compatriotas progresistas, comunistas o liberales. No podemos constituirnos en defensores de un Estado que es la encarnación de todos los males, por el sólo hecho de que el mismo se vista con la bandera de la Patria. El nacionalsocialismo alemán empezó como dijimos, como un movimiento patriótico germano. Pero mucho más importante que como empezó, es cómo fueron sus momentos finales. En esas circunstancias cargadas de heroísmo, el nacionalsocialismo alemán dejo de ser tal para enarbolar la bandera de la defensa de toda Europa y de todos sus pueblos.

LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA NACIONALSOCIALISTA 
– Segunda Parte – ACUMULANDO FUERZAS. 

Todo proceso de lucha contra un poder constituido pasa por tres etapas: 
1. Acumulación de fuerza 
2. Acciones de hostigamiento y lucha por conquista de posiciones.
 3. Asalto a la estructura de poder. 
En nuestra situación actual nos interesa analizar la etapa de acumulación de fuerzas. La gran pregunta es: ¿somos capaces de unirnos y crecer internamente? Eso es lo primero que tenemos que demostrar. Recién después de haberlo logrado, podremos plantearnos avanzar hacia otra etapa. Acumular fuerzas significa juntar recursos. Estos son materiales y humanos. Unos son tan importantes como otros, pero por razón de orden, corresponde comenzar por los recursos humanos, o sea, unirnos con otras personas que compartan nuestras ideas. 

En esta etapa, por una razón de seguridad, jamás se debe integrar a elementos que creemos haber convencido, sino aglutinarse aquellos que han llegado al nacionalsocialismo por sí mismos y tienen cierta trayectoria anterior. Si bien necesitamos recursos humanos, lo importante en esta primera etapa es la calidad y no la cantidad. Por ello los esfuerzos deben dirigirse a lograr una unión que se extienda en el tiempo con otros camaradas, fortalecer los lazos, reunirse periódicamente y a su vez que cada uno de ellos trate de invitar a otra persona con sus mismas características. Es importante que el militante que esté decidido a actuar de forma revolucionaria tome conciencia de que debe actuar en base a objetivos y no separarse de ellos. Así, si se encuentra con dos o tres camaradas formando un grupo de acción, tiene que dedicarse a fortalecer en recursos ese grupo, no por ejemplo, a convencer a otras personas, o a hacer pega de carteles en su barrio, pintada de svástikas o lanzamiento de volantes. Además la discreción es de primera importancia. 
Muchas veces por ansiedad de crecer, nos ponemos a conversar con personas que no son NS y les hablamos de nuestras actividades. Error. Grave y muy peligroso error. Generalmente no sabemos con quién estamos hablando. En esta etapa el factor seguridad va a ser fundamental. Somos cachorros. Sumamente vulnerables. A un cachorro, la madre lo cuida de todo lo externo, porque el exterior puede matarlo. La infiltración de los servicios de seguridad del Estado, de organizaciones políticas o de organizaciones de colectividades en nuestros grupos debe ser algo a lo cual se tiene que tener como un peligro siempre latente. 
En esta etapa, en que somos muy pocos, dos, tres, cuatro, no invitemos personas de las cuales no sepamos que tienen militancia (aunque sea en redes sociales, pero comprobables) anterior. Tenemos que aprender a movernos en el secreto y la discreción. No buscamos votos. No buscamos afiliados. Buscamos tener fuerza, para que cuando golpeemos, nuestro golpe sea efectivo. El secreto es una virtud de la militancia revolucionaria. Nadie debe saber de nuestra actividad. Ni familiares, ni padres, madres, hermanos, parejas o hijos. Mucho menos amigos. Una vez que somos tres o cuatro camaradas dispuestos a actuar en conjunto para el logro de determinados objetivos, podemos decir que tenemos nuestro grupo formado. Ahora tiene que funcionar. ¿Qué hacer? Lo que hace todo organismo que está creciendo: alimentarse. 
Hay que poner como único objetivo el lograr recursos materiales. Luego que somos un pequeño grupo que por su número puede ser operativo, los objetivos mediatos son conseguir recursos: dinero, vehículos, lugares de reunión, equipos informáticos, teléfonos moviles, medios de defensa, equipos policiales de vigilancia, etc. El dinero es fundamental. Todo miembro del grupo debe comprometer un porcentaje acordado de sus ingresos para el grupo. En eso no puede haber excepciones. Aún quien no trabaja, debe aportar un monto mínimo de dinero. Cómo lo logra es su problema. El aporte en dinero es la primera señal de estar comprometido con la causa que se dice defender. Implica renunciar a darse determinados gustos, privarse de salidas o de compras. Quien no está dispuesto a dejar de ir a cenar para volcar ese dinero al grupo, mucho menos va a estar dispuesto a sacrificar su integridad física, su libertad o su vida. Por tanto, quien no aporta, debe estar afuera. El aporte de bienes es otro tema importante. Todos los medios son válidos para proporcionar recursos materiales al grupo. Usar la casa de playa de los padres como lugar de reunión clandestino o piso franco, alquilar una pequeña oficina, conseguir material de desecho, reciclar viejas computadoras, etc., etc., etc. En esta primera etapa no conviene siquiera preguntarse para que se quiere determinado bien. Si puede ser útil para algo, entonces tomarlo. Desde artículos defensivos hasta botiquines de primeros auxilios. Una bicicleta o un auto viejo. Todo puede servir en un futuro. Lógico que dentro de criterios de razonabilidad
Otra actividad que debe realizarse en esta etapa, es la creación de un negocio que permita una fuente de ingresos periódica al grupo. Puede ser desde una cantina que atiendan entre varios, una oficina de trámites, una inmobiliaria, una imprenta, un puesto de venta de revistas, un pequeño emprendimiento de cualquier tipo. Si puede permitir alguna sinergia en el futuro con las actividades del grupo, pues mejor. Pero lo importante es que el grupo tenga una fuente de recursos legítimos, más allá de los aportes personales y de las cosas materiales que se puedan conseguir.
 Si en el primer año en que nos hemos reunidos entre tres y diez camaradas de probada fe nacionalsocialista hemos logrado trabajar con regularidad, repartirnos responsabilidades, actuar en forma conjunta, aportar mensualmente un porcentaje de ingresos, aportar bienes materiales y crear un emprendimiento comercial que permita un flujo aunque sea pequeño de capital para el grupo, podemos decir que estamos trabajando en forma correcta. Debe quedar claro que en esta etapa no hemos hecho absolutamente nada para atacar al sistema. Vuelvo al ejemplo de los animales. El cachorro no sale de caza. Lo alimenta la madre. ¿Cuándo termina esta etapa de acumulación de fuerzas? Difícil decirlo. Cada caso es diferente. Hay situaciones donde en muy poco tiempo se tienen fuerzas para iniciar las actividades. Hay otras en que deben pasar años. Cada organización se dará cuenta en el momento oportuno cuando es lo suficientemente fuerte. Pero en estos temas, los errores se pagan con cárcel o de formas peores. Y no porque nos propongamos hacer acciones ilegales, sino porque en medio planeta nuestra ideología está sencillamente prohibida. Nos encuentran tres libros y una bandera y nos meten presos con titulares de prensa incluidos. Una aclaración para finalizar t estamos hablando del camino para crear un movimiento revolucionario de verdad, no retórico. Pueden existir muchas personas que lean esto y lo encuentren lento, aburrido o demasiado esquemático. Puede ser que esas personas prefieran hacer otra cosa, como reunirse a cantar canciones alemanes, a hacer saludos, mirar películas, invitar a cualquier anti comunista que conozcan y hablar de lo malo que son los judíos, los progresistas y el resto del mundo. Tratar de convencer hasta a la abuela de que no murieron 6 millones de nada, etc. Son actividades sociales, de divulgación, etc. Están en todo su derecho y son bienvenidas. También pueden decidir que es mejor salir a romperle la cabeza a un inmigrante, o a cualquier persona que no sea de su agrado. Pues para estos últimos no escribimos. La acción sin razón es locura. Pero si realmente se quiere crear un movimiento que haga mella al sistema, que brinde cierta seguridad a sus miembros y que tenga probabilidades a largo plazo de éxito, el camino va por nuestra senda.

ES TIEMPO DE ACTUAR. 

El Nacionalsocialismo pasa un momento ambivalente en la historia de su desarrollo. Por un lado en lugares donde la identidad nacional se encuentra bajo amenaza, se ha pasado de la discusión a la acción con resultados alentadores. De esta forma, nuestros camaradas han sido determinantes para la formación de colectivos sociales, como PEGIDA en Alemania, o han contribuído en acciones sociales como los Hogares Sociales, así como en el fortalecimiento de distintos partidos políticos nacional patrióticos. Esto se ha dado fundamentalmente en el espacio europeo, en virtud de las particulares circunstancias que viene soportando el continente. 
En Europa, España incluida, la presencia de la inmigración y la crisis económica de algunos países, ponen sobre el tapete los temas de la actuación del estado con sus nacionales y con los “refugiados”. Esto justifica plenamente iniciativas como los Hogares Sociales, ya que nuestra meta no es la asistencia social porque si, sacándole las castañas del fuego al Estado, sino la acción social como medio de concienciar políticamente.
Claramente en nuestros países los objetivos deben estar centrados en la creación de una masa de adherentes lo suficientemente crítica como para poder lograr incidir de manera efectiva en la vida socio política de nuestras comunidades. Si eso ya se ha logrado en algunos lugares, si se cuentan con doscientos o más adherentes, con cien o más militantes o con cincuenta o más activistas, entonces será el momento de plantearse realizar un salto cualitativo respecto a la acción. Pero mientras no se llegue a esos números mínimos, no podemos pensar en tener una incidencia significativa en nuestra sociedad. Deberemos concentrarnos en lograr esos objetivos de naturaleza cuantitativa y evitar cualquier desviación que merme nuestros esfuerzos. Se trata de un período de acumulación de fuerzas y de aprendizaje en materia organizativa, el cual será volcado luego a la acción política pública y al encuadramiento de nuevos simpatizantes. En próximas notas iremos desarrollando algunas ideas sobre organización que han funcionado en otros ámbitos y que no tienen por qué no hacerlo en el nuestro.

ORGANIZACIÓN Y LUCHA

Es tiempo de actuar. No alcanza con que leamos distintos blogs NS, o con que posteemos en grupos o páginas afines. Debemos comenzar a organizarnos. Y los que están medianamente organizados, deben evaluar los resultados obtenidos y redifinir su curso de acción a través de nuevos objetivos. En ambos casos los objetivos del trabajo en grupo deben tener las siguientes características:
 Viables. Es decir, que se puedan alcanzar y que estén formulados desde una óptica práctica y realista. Concretos y precisos. 
Totalmente coherentes con nuestra ideología y con la situación del entorno. Limitados en el tiempo. Ajustados a un plan de trabajo. Consensuados. Ya no existen "führers". Debemos aprender a actuar en equipo, aunque luego creemos una organización de tipo vertical. 
Flexibles. Totalmente adaptados a la necesidad del momento. 
Motivadores. Para que motiven deben ser ALCANZABLES. El objetivo no puede ser por ejemplo "derrotaral sionismo", pues ese es un horizonte hacia el que caminamos pero al que nunca arribamos en la actualidad. Plantearnos objetivos alcanzables, adaptados a nuestras capacidades, nos permitirá lograrlos y fortalecer la confianza colectiva de nuestra organización.  queremos colaborar contigo en la acción nacionalsocialista concreta en la calle. Cada nacionalsocialista es por su sola definición ideológica, un líder nato. No dudes que puedes lograr captarpersonas que colaboren contigo en la lucha que llevamos adelante. 


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