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lunes, 30 de octubre de 2017
LA FORMACIÓN DE ESPAÑA 1ª PARTE
Después de reflexionar sobre qué es Europa y qué entiendo yo por la identidad europea, conviene bajar la mirada hacia lo más cercano. Cómo se ha formado y qué entiendo yo cuando utilizo la palabra España, que nada tiene que ver con el Reino de España, el Estado mal llamado español. Por desgracia en la actualidad tenemos una imagen deformada de nuestra historia condicionada por el nacionalismo. Por una parte el nacionalismo de Estado procura presentar la imagen de una España eterna, Una, Grande y Libre, entendida como una unidad de destino en lo Universal. Por el contrario, los nacionalismos de determinadas regiones cuentan la historia a su manera para justificar la existencia milenaria de la nación vasca, catalana, gallega… ni que decir tiene que unos y otros mienten y manipulan. Dividiré este tema en dos entradas, explicando en la primera cómo se evoluciona hacia una matriz cultural común, y en la segunda cómo surgen las diferentes etnias hispanas. Este proceso es lo que se conoce como etnogénesis.
Los Pueblos Originarios
Podemos agrupar todas las tribus indígenas de nuestra vieja piel de toro en dos grupos: iberos y celtas. La cultura ibérica se extiende por el levante y el sur y es una evolución de los pueblos que habitaban la península desde la Prehistoria. No adoptaron la lengua indoeuropea, como otros pueblos, sino que mantuvieron la suya. Por su posición geográfica tuvieron contacto con las colonias fenicias y griegas, siendo los griegos los que, por su conocimiento de los iberos, llamaron a esta tierra Iberia. Este contacto hizo que adoptaran un modo de vida más civilizado, estableciendo ciudades-Estado, lo cual hizo que fuese más fácil su asimilación primero por cartagineses y luego por los romanos.
El espíritu del Lince
Los celtas por su parte ocupaban el resto de la península y tenían costumbres similares al resto de pueblos célticos de Europa. Su lengua sí era de origen indoeuropeo y su modo de vida bastante más salvaje que el de los iberos. Esto provocó que fuese muy difícil someterlos y que presentaran una dura resistencia a Roma, que nunca llegó a dominarlos del todo, sobre todo en el norte. Caso especial es el de los vascones, pueblo ibérico pero que adoptó costumbres celtas por estar asentado cerca de los cántabros y otros pueblos célticos. En algunos lugares el contacto entre celtas e iberos fue muy estrecho, hablándose de celtíberos, pero lo cierto es que, hasta la dominación romana, serán pueblos bastante diferentes en todos los aspectos.
celtas
Hispanorromanos
Cuando se produce la conquista romana de la península, llamada por ellos Hispania, se produjo un proceso que se conoce como Romanización. Los romanos tenían una sociedad estatal, urbana, que chocaba con la sociedad tribal y rural que había en Hispania antes de su llegada. Adoptaron dos estrategias para dominar este territorio e incorporarlo como una provincia a su Imperio. Por una parte, romanizaron a los jefes tribales. Muchos jefes ambiciosos vieron la conveniencia de tener como aliados a los romanos, por su poderío militar y su influencia, por lo que llegaron a pactos con ellos. Los hijos de estos reyezuelos y nobles servían como tropas auxiliares de las legiones romanas, aprendiendo el latín y los usos militares de Roma. Así mismo, las élites eran educadas en los usos civilizados hasta que la aristocracia poco a poco se fue pareciendo cada vez más a los romanos. También se produjeron alianzas matrimoniales entre los romanos y príncipes indígenas, por lo que poco a poco la nobleza local fue asimilada por la romana. Por imitación de sus élites, el pueblo poco a poco fue romanizándose. Este proceso resultó más fácil entre los iberos, con un modo de vida más parecido, que entre los celtas.
lira romana
Cuando esta aculturación no era posible, los romanos recurrían a la guerra y al miedo a la población local. Derrotaban militarmente al enemigo y establecían colonias en medio de su territorio. Construían vías romanas y exigían tributos a las comunidades rurales a punta de espada. Por las buenas o por las malas, por interés o por miedo, los jefes indígenas iban adoptando los usos romanos… o eran sustituidos por otros jefes más proclives a la romanización, pues Roma solía instigar a las traiciones y revueltas entre sus enemigos, mediante sobornos o mediante promesas a caudillos ambiciosos. Este proceso fue el que predominó entre los celtas, teniendo Roma que establecer grandes contingentes militares en el norte peninsular. El mundo romano era esencialmente urbano, frente al campo que siempre fue bárbaro. Así mismo, cuando surge el cristianismo esta será la religión de Roma, urbana y civilizada, frente al mundo pagano que seguirá rezando a los viejos dioses. Después de ocho siglos, la población indígena de Hispania, como en otras provincias, se fue fundiendo con los latinos hasta el punto de que podemos hablar de hispanorromanos, como un mismo pueblo.
equite romano
Hispania Gothorum
Cuando el Imperio Romano entró en decadencia se produjeron las invasiones germánicas. En Europa Occidental, las modernas naciones son el fruto de esta fusión del elemento germánico con la población celta y latina. Los pueblos germánicos estaban cristianizándose y romanizándose cuando entran en el Imperio, por lo que aunque hablaban el latín vulgar y formalmente eran cristianos, lo cierto es que las capas populares aún conservaban sus costumbres anteriores. En el caso de Hispania, los pueblos que ocuparon nuestro solar fueron los suevos, vándalos y alanos. Los vándalos tuvieron cierta importancia, llegando a fundar un reino en el sur (más o menos lo que hoy es Andalucía), y los suevos se establecieron en la Gallaecia, la provincia que abarca la actual Galicia y el norte de Portugal. Pero sin duda el pueblo más importante fueron los visigodos, que entraron como aliados de Roma para pacificar la península, y acabaron fundando su propio reino en Hispania.
Los visigodos eran formalmente cristianos, pero no católicos, sino arrianos. Esto hizo que hubiese una división inicial entre hispanorromanos y visigodos. Las tribus indómitas del norte siguieron prácticamente fuera del control del Estado godo, como lo habían estado del Estado romano anterior. Se produjo una alianza entre las élites godas y las romanas, entre los caudillos guerreros y la Iglesia, sucesora del Imperio. El rey Leovigildo unificó territorialmente toda Hispania y cuando los visigodos adoptaron la religión católica y se estableció un mismo código legal para godos y para hispanorromanos, se inició el proceso de fusión de ambos pueblos. En el año 711, cuando se produce la invasión musulmana, ya podemos hablar de hispanogodos como un mismo grupo étnico.
visigodos entrando en el Imperio
En las ciudades importantes, como Toledo, Barcelona, Córdoba, Sevilla… el cristianismo tenía mucha fuerza, pero en el campo era meramente superficial. La mayoría de los godos se asentaron en zonas rurales de la meseta, en lo que había sido la Celtiberia, por lo que sus costumbres se mezclaron con las de sus primos celtas y permanecieron bajo un barniz cristiano. Con la invasión musulmana del 711 la fusión entre hispanorromanos y visigodos fue ya total, pues ambos eran la población hispana conquistada y cristiana. Muchos de ellos emigraron al norte donde se produjo la fusión entre hispanogodos y los pueblos célticos de la que se derivan las diferentes etnias hispanas, como veremos en la segunda parte de esta entrada.
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